Claudia Mijangos Arzac internada en el IMSS de Querétaro luego de asesinar a sangre fría a sus tres hijos
El reloj marcaba las 5 de la mañana del 24 de abril de 1989, cuando el cuerpo de Alfredo Gutierrez Mijangos, de 6 años de edad, fue despertado
abruptamente por su madre, Claudia Mijangos Arzac, quien sin compasión enterraba una y otra vez un cuchillo.
El dolor que provocaba el arma blanca hizo gritar horrorosamente al niño, lo que motivo que su hermana mayor, Claudia María, quien dormía en la habitación contigua a la de su madre y en donde ocurría
el asesinato de su hermano menor, fuera a ver lo que ocurría; la sorpresa fue ver a su madre acuchillando a su hermano de 6 años de edad.
Claudia María, de 11 años, le grito a su madre que no lo hiciera y que dejara a su hermano. Mijangos, de 33 años de edad, no reaccionó y observándola como a una enemiga, se lanzó contra ella y la
persiguió hasta las escaleras empujándola, agarrándola del cabello y apuñalandola decenas de veces, hasta que Claudia María dejó de defenderse.
Los gritos de auxilio de su hija mayor despertaron a los vecinos, quienes sin sospechar lo que pasaba en la casa contigua, ignoraron los alaridos de la hija mayor de Mijangos Arzac, y regresaron a
los brazos de morfeo.
Mijangos Arzac dejó el cuerpo de Claudia María tirado en las escaleras de su casa, para dirigirse al cuarto de sus hijas y continuar con su macabra obra. Le faltaba asesinar a sangre fría a su hija
Ana Belén de 9 años de edad. Sin piedad y contemplando a su hija que con temor la observaba, la agarró del brazo y la empezó a apuñalar una y otra vez hasta que también ella dejó de defenderse.
Los tres cuerpos de los niños fueron arrastrados hasta la habitación principal para ser colocados uno sobre otro. Así, sus vidas expiraron. El reporte del médico forense fue enfático: los niños
murieron desangrados.
No conforme con el asesinat de sus tres hijos, Claudia Mijangos Arzac durmió al lado de sus cuerpos inertes y espero el amanecer.
A las 9 de la mañana, Verónica Vázquez, una de sus amigas, fue a visitarla. Tocó el timbre y no obtuvo respuesta alguna, pero sabía que su amiga no saldría ese día, así que insistió. La respuesta
tardó en llegar y 5 minutos después, la escena empezó tétrica. La perilla de la entrada de la casa de Mijangos Arzac daba vueltas como en una película de terror, Vázquez esperaba ver a Claudia, pero
no ocurrió nada. La puerta sólo quedó entre abierta.
Asustada, Verónica entró para ver lo que pasaba y observó que Mijangos Arzac se dirigía a las escaleras. Vázquez le habló, pero Mijangos no le respondió. Insistiendo, Verónica le preguntaba
desesperada a su amiga que qué pasaba y fue entonces que Claudia Mijangos Arzac, volteando lentamente, le dio la cara. Su bata de dormir estaba totalmente cubierta de sangre, las muñecas de sus manos
estaban sangrando, su pies se encontraban descalzos.
Horrorizada, Verónica Vázquez salió de la casa y comenzó a gritar en la calle pidiendo auxilio. Los vecinos salieron para ver qué es lo que sucedía. La policía no tardó en llegar al lugar de los
hechos.
Minutos después, dos policías entraron a la casa de Claudia Mijangos Arzac para ver qué es lo que ocurría. Al llegar a las escaleras observaron que se encontraban llenas de sangre; así, los dos
policías se dirigieron lentamente al primer cuarto en donde observaron que la cama estaba destendida y sin ningún ocupante. El segundo cuarto, que pertenecía a las hijas de Claudia Mijangos Arzac,
también se encontraban vacías y con las camas desarregladas.
Al entrar a la tercera habitación, los policías no podían creer lo que estaban viendo. La escena era de lo más brutal. Los tres niños estaban apilados, uno tras otro, cubiertos de sangre y sobre la
cama de su mamá. Mijangos se encontraba semi sentada sobre su cama, con la mirada perdida y bañada en sangre. Los policías le preguntaron si había alguien más en la casa y la única respuesta que
obtuvieron fue un implacable silencio.
Minutos después, las ambulancias y los agentes del Ministerio Público llegaron a la casa que perteneció a los Gutiérrez Mijangos encontrando la misma escena tétrica y devastadora que encontraron los
policías.
Los tres niños fueron llevados al SEMEFO, mientras que a Claudia Mijangos Arzac la trasladaron al IMSS para ser atendida por las heridas que tenía en sus manos y muñecas.
En su primera declaración, Mijangos Arzac aseguró no recordar nada, mientras que su esposo consiguió uno de los mejores abogados de Querétaro para que llevara el caso de su aún esposa. Los familiares
y amigos de Claudia no podían creer que ella fuera la autora de los hechos ocurridos aquel 24 de abril y apoyaron moral y económicamente a la infanticida
Para la segunda declaración, Mijangos Arzac aseguró que una voz le ordenó matar a sus hijos. El proceso duró un año, tiempo en el cual Claudia Mijangos llevó su proceso en el Penal de Mujeres del
Estado de Querétaro, para tiempo después ser trasladada a la Ciudad de México en donde fue recluida en un hospital psiquiátrico donde permaneció, dicen lo que saben, menos de un año para ser puesta
en libertad.
Opinión de los médicos:
La lesión cerebral de Claudia Mijangos Arzac, en vez de ser curable, con el tiempo sufriría un deterioro progresivo, afirmó el perito, Doctor en Psicología clínica y ahora
Jefe del Archivo Histórico de Querétaro, Alejandro Obregón Álvarez, quien recuerda este caso como uno de los más impactantes de su carrera y de los más tristes.
Alejandro Obregón afirma que la psicopatía que padece Mijangos, aún interna en el ala psiquiátrica del penal de Tepepan, en la ciudad de México, donde DIARIO la
redescubrió hace algunos días, no tiene remedio y es más preocupante porque esta personalidad agresiva puede pasar como una persona común y corriente.
"Sucede que la persona se desenvuelve socialmente, familiarmente como si nada pasara y tienen momentos de fuga, tienen momentos de furor, tienen momentos de ira, de
crimen y después regresan como si nada a su vida común y corriente", afirma el doctor.
"Muchos paranoides conviven con nosotros y son personas que se quejan de todo, son inestables en su trabajo, tienen dificultades familiares, difícilmente consiguen una
pareja o viven con esta pareja, se sienten agredidos por todos y por el otro lado, su parte esquizoide, donde la persona se siente dentro de su propio mundo, de su propia lógica, entonces estas
personas pueden andar caminando en la calle, pueden trabajar, pueden ser muy buenos choferes, carniceros, meseros, muy buenos licenciados...hasta que algo desencadena esa psicopatía".
Es una tragedia que una madre pueda llegar a ese grado de paranoia, afirmó Obregón Álvarez, quien calificó a Claudia no como los clásicos criminales que están en los
CERESOS, que no tienen límites de moral.
"Ella sí tenía ese límite de moral, se comportaba como una persona común y corriente, se confesaba, comulgaba, es decir, tenía una relación social y familiar normal,
pero por dentro, su psicopatía la hacía ver un mundo diferente", manifestó Obregón.
Para el doctor en Psiquiatría clínica, mientras que con químicos podría ser posible tratar su parte esquizoide, la paranoia y la falla emocional que
ésta ocasiona, no tiene remedio.
"Ahora por ejemplo se está encontrando que posiblemente la esquizofrenia sí sea curable, pero con sustancias químicas, porque es una falla metabólica de la bioquímica
del cerebro, pero la paranoia es de origen psicogénico, difícil de curar, la depresión sí, la esquizofrenia posiblemente, pero la paranoia no y la de la señora Mijangos era una
personalidad esquizoparanoica".
Afirma el doctor Obregón que se pudo haber evitado el triple filicidio, si se hubiera puesto atención a la conducta previa de Claudia Mijangos, pero también el día del
crimen si los vecinos hubieran actuado rápido cuando escucharon los gritos de auxilio.
"De alguna manera los padres del colegio pudieron haber hecho algo, la familia pudo haber hecho algo, el marido, las vecinas, los vecinos de la casa donde sucedió esto
muy temprano, ya en la madrugada ya casi para ser hora de salir a trabajar, a las escuelas, oyeron los gritos, la trifulca que estaba sucediendo con sus vecinos, pudieron haber intervenido, es decir,
en general la sociedad puede prevenir esto, puede de alguna manera hacer algo cuando está sucediendo, pero preferimos soslayar, voltear la cabeza y decir, bueno, ese es su problema. Tres vidas
sesgadas, tres vidas inutilizadas, estos tres niños, eso es lo más triste del caso".
El juez primero de la causa penal, Arturo González de Cosío condenó a Claudia Mijangos Arzac a 30 años de internamiento, la pena máxima en ese momento, por el crimen
cometido en contra de sus tres hijos, Claudia María, Ana Belén y Alfredo Antonio.
De ellos han transcurrido 20. Le restan 10. De acuerdo con las autoridades del penal, al finalizar su condena, Mijangos podría salir libre y entonces se evaluará la
posibilidad de dejar que regrese a su casa, trasladarla a un hospital psiquiátrico público en algún otro estado o en su caso, que algún pariente quisiera hacerse cargo de ella y entonces la
tendría bajo custodia solamente.
Lo que sí, confirma el doctor Obregón, es que la enfermedad de Claudia es incurable y al contrario, progresiva.
-Doctor, ¿es posible rehacer una vida con ese padecimiento?
"El de esta señora era un diagnóstico muy pobre, por lo que difícilmente podría rehacer su vida. Muy difícilmente".
La casa 408 de Hacienda del Vegil
"Una señora que compartía la cárcel con Claudia Mijangos relataba que aunque nadie se lo creía, Claudia se ponía muy inquieta cada vez que había luna llena. Cuando ya iba a
llegar la luna llena, esta señora le decía, hijita, te vamos a encerrar ¿sí?".
Esto cuenta la entonces agente del Ministerio Público, Sara Feregrino Feregrino, de las pláticas que tuvo alguna vez con las internas que llegaron a conocer a Mijangos
Arzac en el periodo que pasó en el CERESO de San José El Alto, antes de que la trasladaran al área psiquiátrica del penal de Tepepan, en la Ciudad de México, donde hace unos días, DIARIO DE QUERÉTARO
la encontró y pudo verificar que sigue presa.
Después de aquel 24 de abril de 1989, cuando en un episodio de psicosis esquizofrénica, Claudia Mijangos les arrebató la vida a sus tres pequeños hijos, se tejieron
innumerables leyendas alrededor de ella y también de la casa de Hacienda del Vegil 408, en la colonia Jardines de la Hacienda.
Que si los vecinos escuchaban en las noches llantos y gritos, que si se veían luces y sombras en el interior de la casa, que si se asomaba un niño pequeño a las
ventanas... pues no, los vecinos afirman que aunque es un suceso que los conmovió mucho, nunca han sido molestados por ninguna fuerza sobrenatural, sino más bien que las molestias y las
preocupaciones siempre han tenido una fuente más real: los curiosos.
Incluso en Youtube, que es una herramienta relativamente nueva, ya hay videos colgados, del interior de la casa, algunos verdaderos y otros no tanto.
Los habitantes de las casas vecinas se organizaron entonces para exigir a las autoridades mayor seguridad, sin embargo las patrullas que se colocaron en las afueras del
inmueble funcionaron sólo durante un corto periodo y los curiosos -y algún que otro maloso- siguieron introduciéndose a la casa.
Esto colmó a los vecinos, que hace unos años decidieron organizarse entre ellos para bardear la casa y ponerle inclusive alambres de púas para evitar que se introduzcan
extraños. Aunque por ahí algunos pseudo investigadores afirman que la casa está en venta al igual que las casas a un lado, DIARIO DE QUERÉTARO pudo comprobar que la casa Mijangos ni tiene anuncio de
venta, ni tampoco se ofertan los otros inmuebles.
Pero también es cierto que nadie ha reclamado la casa, que de acuerdo a la escritura número 4336, tiene una superficie de 197 metros cuadrados y está a
nombre de Claudia Mijangos Arzac, quien la compró el 13 de mayo de 1985 a un precio de 3 millones 500 mil pesos.
Fragmento de estudio clínico psicológico
Realizado por los doctores Alejandro Obregón y Rafael Núñez, realizado el 29 de junio de 1989.
"La primera experiencia humana más hermosa que ha tenido fue el nacimiento de su primera hija. Actualmente llora y sufre por haber pasado toda esa tragedia, que
considera tan horrible y le atormenta como una pesadilla.
Su mayor deseo es salir del Reclusorio, curarse. Le gustaría, si pudiera aprovechar los medios de comunicación para causas positivas, 'conocerse a sí misma, aceptarse
como es, compartir con los demás sus experiencias, enseñar, vivir intensamente dentro del seno de la sociedad, sin olvidar a los demás. No le gustaría jugar ningún papel en
especial, simplemente ser mujer.
Cree que su actitud general y su estimación hacia el mundo sociales es el ser auténtica, trabajadora, convivir, con toda clase de seres, sin olvidar (sic) su posición
social y moral. Actualmente, algunos la aceptan y otros no, pero siente que existe estimación como ser humano que ha vivido una experiencia muy difícil. Ante nuestra interrogante acerca de la
estimación general acerca de sí misma, señala que se acepta, se quiere, pero que le gustaría ser menos sensitiva, menos profunda.
'Soy extraña, o tal vez curiosa, tal como todo ser humano, muchas veces nos amamos como somos y otras nos quejamos, porque somos humanos'".