Sangre en el Ring: Luchadores Asesinos y Asesinos de Luchadores


“La arena estaba de bote en bote, la gente loca de la emoción.
En el ring luchaban los cuatro rudos, ídolos de la afición.
Y la gente comenzaba a gritar, se sentía enardecida sin cesar…”

Conjunto África
En México, la Lucha Libre es un deporte, un arte teatral y un gran negocio. Los encuentros entre los representantes más famosos atraen a miles de seguidores. Las peleas se transmiten por televisión y se celebran en arenas. Otros encuentros con luchadores de menor prestigio, se llevan a cabo en los pueblos y muchas veces forman parte de compañías itinerantes. Como el circo, la Lucha Libre a veces viaja de lugar en lugar para mostrar un espectáculo. Los combates exigen un intenso adiestramiento físico por parte de los luchadores. Muchos de ellos utilizan vistosas máscaras, diseñadas especialmente y con características muy definidas. También usan un nombre de batalla. Otros luchan sin máscara, pero con nombres y atuendos espectaculares.


La Lucha Libre posee una historia llena de claroscuros. Muchos luchadores mueren arriba del cuadrilátero. “El Enfermero” y “El Médico Asesino” padecieron lesiones y uno de ellos murió cuando, durante un encuentro, otro luchador le rompió la columna vertebral al aplicarle una “llave” llamada, precisamente, “La Quebradora”.


El primer luchador asesino en México fue Pancho Valentino. Ídolo de las multitudes, Pancho Valentino era un hombre muy guapo, quien siempre subía al ring disfrazado de torero. La gente lo aclamaba cuando se medía con algunos de los luchadores más famosos de aquellos tiempos. Se destacaba además como bailarín.

Pancho Valentino


En octubre de 1950 comenzó su carrera delictiva cortando el rostro de una bailarina francesa con una navaja. Tras el ataque a la mujer, le retiraron la licencia de luchador profesional. Solamente su popularidad impidió que fuera encarcelado.

La mujer atacada

Pero la caída de Valentino solamente sirvió para que se dedicara de lleno a delinquir. Pasarían siete años en los cuáles el luchador trató de ganarse la vida a costa de su antigua fama, sin conseguirlo. Poco tardó en relacionarse con el torero Ricardo Barbosa Ramírez “El Novillero”, quien acostumbraba frecuentar a un amigo sacerdote con quien pasaba largas horas hablando de toros. Inclusive había ido a varias corridas con el párroco. Junto con otros dos cómplices, el torero y el luchador planearon su crimen.


El jueves 10 de enero de 1957, Pancho Valentino y sus tres cómplices fueron a la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, ubicada en la calle Chiapas nº 107 de la Colonia Roma, en la Ciudad de México. Una vez allí, le dieron carne envenenada a un perro negro que cuidaba la propiedad. Cuando el can murió, entraron al templo. Allí sorprendieron al padre Juan Fullana Taberner, el amigo del torero, a quien de inmediato atacaron. Exigían saber dónde estaba el dinero de las limosnas.

El cadáver del sacerdote
Lo llevaron a su recámara, donde Valentino lo ató. Los demás comenzaron a golpearlo. El sacerdote no tenía dinero y así se los hizo saber, pero ellos siguieron golpeando al anciano. Registraron todo el cuarto, pero no encontraron más que unas pocas monedas. Luego se robaron unos cálices y algunos otros objetos de la iglesia. Pancho Valentino regresó entonces a matar a golpes al párroco y lo dejó tirado, aún atado, en su recámara.


Huyeron de allí con el botín. Pancho Valentino se escapó hacia el norte del país. Cuando la policía descubrió el homicidio, rastreó a los cómplices a causa de unas gafas que habían quedado tiradas en la escena del crimen. El rastro los llevó hasta Valentino, quien se convirtió en un fugitivo. Pasaron semanas hasta que finalmente fue detenido en Tampico, Tamaulipas. Junto con sus cómplices fue sentenciado a veinte años de prisión e ingresado en el penal de Lecumberri. En prisión, Pancho Valentino siguió entrenando y comenzó a enseñarle lucha libre a los otros presos. Pero eso terminó cuando descubrieron que se había estado robando trozos de sábanas con las que había formado una cuerda para poder escapar de la cárcel, y que las clases de lucha libre solamente servían para que sus cómplices en la fuga tuvieran buena condición física.

El arresto de Pancho Valentino

Valentino fue transferido al penal de las Islas Marías. Allí conoció a Juan Manuel Martínez Macías alias “El Padre Trampitas”, un sacerdote aficionado a la baraja que tenía fama por readaptar a los peores criminales; había convertido inclusive a un asesino consumado como José Ortiz Muñoz “El Sapo”. Apenas llegó, Pancho Valentino le dijo: “Yo soy el matacuras”, a lo que el padre respondió: “Y yo el que mata a los matacuras, así que ten cuidado”. Terminaron siendo amigos y Pancho Valentino asistía a misa todos los domingos. El primer luchador asesino murió de un infarto en 1977, exactamente diez días antes de que terminara de purgar su condena. Fue enterrado en las Islas Marías.

Pancho Valentino en las Islas Marías

La tragedia siguió rondando los encordados. En 1959, murió en pleno ring Jesús González Cruz, luchador conocido como “Othon Van Zicka” (también conocido como ZICA). Era hermano de otro luchador conocido como “El Solitario”.

“Othon Van Zicka”

El 29 de diciembre de 1979 murió “Sangre India”, en plena función en la Arena Coliseo. Tenía veinticuatro años de edad. Su deceso ocurrió al fallar un lance y golpear su nuca contra una butaca.

“Sangre India”

En 1982, el luchador llamado “Pirata Morgan” irónicamente perdió un ojo durante un encuentro en Guadalajara; su cara se estrelló contra una banca.

“Pirata Morgan”

El 26 de octubre de 1993 murió Jesús Hernández Silva, alias “Oro” a los veintiún años de edad. Durante un enfrentamiento en contra de los luchadores “Kahoz”, “Jaque Mate” y “Doctor Wagner Jr.” en la Arena Coliseo, “Kahoz” le propinó a “Oro” un fuerte golpe con el antebrazo. La cabeza de “Oro” se impactó fuertemente contra la lona y quedó inconsciente a un costado del ring. Falleció camino al hospital debido a un derrame cerebral.

“Oro”

El luchador Juan Manuel Zuñiga Moreno alias “Ángel Azteca”, tras una pelea en el ring, falleció a causa de un paro respiratorio en 2007. Tenía cuarenta y tres años de edad, estaba casado, con cinco hijos y semi retirado de la lucha libre, con solo dos o tres intervenciones al mes.

“Angel Azteca”

Otro caso muy sonado fue el de Eddie Guerrero, hijo de toda una leyenda: Gori Guerrero, creador de la llave con su mismo nombre. Eddie fue hallado sin vida en una habitación de un hotel de Minneapolis, en Estados Unidos. Las autoridades del condado de Hennepin informaron que no se encontraron rastros de violencia y después se supo que fue un ataque cardíaco causado por el consumo de anabólicos.

Eddie Guerrero

En 2009, un caso extraño conmovió a la opinión pública mexicana: Andrés Alejandro Palomeque González alias “Abismo Negro”, luchador y empresario, viajaba a la ciudad de México en un autobús, cuando de improviso le pidió al chofer de la unidad que parara. Según algunas versiones, se puso la máscara con la que siempre luchaba. Bajó de la unidad y luego se internó en el monte, donde se perdió. Su cadáver fue encontrado días después en el interior de una fosa llena de agua. Según el reporte médico, el ataque pudo haber sido provocado por el consumo de anabólicos. Otros dijeron que lo habían asesinado.

“Abismo Negro”


También en la lucha libre de Estados Unidos se han dado tragedias. El 23 de mayo de 1999 murió Owen Hart durante su presentación como “Blue Blazer”, al lanzarse desde el techo sujetado por un cable. Durante el movimiento el cable se rompió, y Owen Hart cayó de una altura de veinte metros. Muchos hablaron de sabotaje y su muerte nunca fue aclarada del todo.

“Blue Blazer”

En junio de 2007, la ex estrella de la WWE, el canadiense Chris Benoit, protagonizó la historia más negra de la Lucha Libre en Estados Unidos. Benoit fue 2 veces Campeón Mundial a lo largo de su carrera y era conocido como uno de los mejores luchadores técnicos en el mundo y como uno de los más dedicados trabajadores luchísticos. Pero el 23 de junio, Chris Benoit estranguló a su esposa Nancy y a su hijo de siete años de edad, quien estaba enfermo. Pasó todo el fin de semana acompañado de los cadáveres. El lunes siguiente se suicidó ingiriendo veneno. A Nancy la policía la encontró muerta en la sala de estar, a su hijo en su dormitorio y a él en su sala de pesas. Tenía que haber acudido a luchar para defender uno de sus títulos, pero nunca llegó. Las primeras revelaciones de los medios fueron que Benoit consumía esteroides, los que fueron encontrados en su casa, y que sufrió la llamada "rabia del roid", una clase de psicosis causada por el consumo de esteroides. Todo esto nunca fue aclarado, pues Benoit había pasado recientemente un control de drogas de la WWE dando como resultado negativo.

Chris Benoit

La noticia de la muerte de Nancy Benoit fue inexplicablemente colgada en el artículo "Chris Benoit" de la Wikipedia en inglés, catorce horas antes de que la policía descubriera los cadáveres. El post original decía: "Chris Benoit fue sustituido por Johnny Nitro para la pelea del Campeonato Mundial de ECW en Vengeance, al no encontrarse Benoit allí debido a asuntos personales, surgidos por la muerte de su mujer Nancy". La frase se añadió a la Wikipedia en inglés a las 00:01 horas, mientras que la policía de Fayette County descubrió los cuerpos de la familia a las 14:30 horas, catorce horas y veintinueve minutos más tarde. La dirección IP del editor se localizó en Stamford, Connecticut, lugar donde también se encuentra el cuartel general de la WWE. Después de que las noticias del aviso prematuro de sus muertes llegara a los medios de comunicación, el usuario anónimo que realizó la edición entró en Wikinews para explicar la supuesta clarividencia de su comentario diciendo que fue una "increíble coincidencia y nada más". Nunca se averiguó quién fue el autor de la entrada. La asociación de Lucha Libre WWE dedicó tres horas de tributo a Chris Benoit, donde otros luchadores expresaron pensamientos hacia Chris. Pocas horas después fueron quitados del aire aquellos videos.


Quizás el caso más famoso de una luchadora homicida sea el de Juana Barraza Samperio “La Mataviejitas”, asesina serial que mató a casi cincuenta ancianas en la Ciudad de México estrangulándolas. Barraza era una luchadora que utilizaba el nombre de “La Dama del Silencio” y utilizaba sus conocimientos luchísticos y su gran fuerza física para someter a sus víctimas. Primero vendía palomitas de maíz durante los espectáculos; luego, bajo un antifaz con forma de mariposa y un disfraz de color rosa, adoptó el sobrenombre de “La Dama del Silencio” y se subió al cuadrilátero; adoptó ese nombre, según declaró, porque era “muy callada y aislada”.

“La Dama del Silencio”

Juana Barraza Samperio trabajaba los fines de semana en arenas chicas y en eventos en pueblos y ciudades pequeñas, donde la llevaba un representante. Se definía como “ruda de corazón”. Luchó en Puebla, Tlaxcala, Toluca, Querétaro, Pachuca y la Ciudad de México. Ganaba entre $300.00 y $500.00 pesos por pelea. “Entrenaba dos veces por semana. Levantaba pesas, hacía abdominales. Llegaba a levantar hasta cien kilos, hacía cuatro series de diez cada una. También corría, bajaba y subía escaleras”, declaró. A los cuarenta y tres años, se retiró de la Lucha Libre, aunque se convirtió en promotora de otros luchadores, a quienes llevaba a los pueblos. Pero fracasó. Poco después se convertiría en criminal.


Otro de los casos más célebres ocurrió en 2009. Los gemelos Alberto y Alejandro Pérez Jiménez nacieron en 1972 en Oaxaca, Oaxaca (México). Cuando eran niños, su familia se trasladó a la Ciudad de México. Aunque padecían de enanismo, decidieron dedicarse al deporte, por lo cual desde pequeños se entrenaron para un día poder cumplir el sueño que desde niños tenían: convertirse en luchadores profesionales. Su hermano mayor, Mario, también padecía el mismo problema físico.

“El Espectrito II” y “La Parkita”

Comenzaron su carrera profesional en 1992, bajo los nombres de “Pequeños Diablos”: se hicieron llamar “Voladorcito” y “Fuercita Guerrera”. Se incorporaron a las filas de la Lucha Libre “Triple A” del empresario Antonio Peña. Con él, comenzaron a conocer el éxito. La afición gustaba de ver combates entre luchadores pequeños, y pronto se hicieron de seguidores.

“El Espectrito II”

Alberto Pérez Jiménez decidió tomar el nombre de “Espectrito II”; su hermano Alejandro usó el de “La Parkita”. Mario, el tercer hermano, era “El Espectrito I”.



Los gemelos luchadores formaron parte del tercer encuentro Triplemanía en abril de 1995, celebrado en Tonalá, Jalisco, donde participaron varios luchadores enanos. En ese encuentro, “La Parkita”, “Espectrito I” y “Espectrito II” cayeron ante “Torerito”, “Súper Muñequito”, “Octagoncito” y “Mascarita Sagrada”.

“La Parkita”
Eran casados y cada uno de ellos tenía cuatro hijos. En sus últimos meses de vida, los “mini luchadores” luchaban entre tres y cuatro veces por semana. Su último encuentro se realizó el martes 30 de junio de 2009, en Cuajimalpa, donde compartieron el ring con su hermano mayor. Tras la lucha, los gemelos decidieron irse a celebrar.



Se dirigieron a la Plaza Garibaldi, donde se concentran los mariachis (grupos que cantan música vernácula mexicana, conocida como “ranchera”) y en el cual hay varias cantinas, bares, fondas (restaurantes baratos) y prostitutas. Los dos luchadores estuvieron allí un rato.




Allí conocieron a dos prostitutas: Estela González Calva “La Tía”, de sesenta y cinco años de edad; y María de los Ángeles Sánchez Rueda "La Gorda", una obesa sexoservidora. Los gemelos decidieron irse con ellas a un hotel.

Estela González Calva “La Tía” y María de los Ángeles Sánchez Rueda "La Gorda"

Se dirigieron al Centro Histórico, en la Delegación Cuauhtémoc, muy cerca de la Arena Coliseo. Una vez que estuvieron en el Hotel Moderno, ubicado en la calle Incas nº 9, pidieron una habitación; les asignaron la número 52. En el camino habían comprado cervezas. El video de seguridad del hotel captó el momento en que los dos luchadores llegaban con las prostitutas.

El video

Se pusieron a besarse con las mujeres y a beber cerveza. Una vez que estaban en la cama, María de los Ángeles Sánchez Rueda "La Gorda" se desnudó y les hizo bromas. Los luchadores se limitaron a observarla, mientras Estela González Calva “La Tía” le ponía una alta dosis de gotas oftalmológicas a las cervezas de los gemelos. Los luchadores no lo sabían, pero esas mujeres eran parte de una banda conocida como “Las Goteras”, la cual se especializaba en sedar a los clientes con ese tipo de gotas para los ojos, con el objetivo de robarles. Estaban además coludidas con la administración del Hotel Moderno. La mayoría de los integrantes de la banda habían sido detenidos en 2008, pero aún quedaban miembros que actuaban por su cuenta. Cinco personas habían muerto ya por el ataque de las delincuentes.


Lo que las mujeres no calcularon es que, dado que los dos hermanos eran enanos, la dosis fue demasiado alta. Poco después de que ingirieron la cerveza, comenzaron a sentirse mal. No pasó mucho tiempo antes de que perdieran el conocimiento.


“Las Goteras” se dedicaron entonces a quitarles todo el dinero, los relojes y las joyas que llevaban. Inexplicablemente, les dejaron sus teléfonos celulares. Después se marcharon. Eran las 06:30 horas. Los luchadores murieron poco después. Los empleados hallaron los cadáveres sobre las camas y avisaron a la policía, que llegó al lugar a las 14:00 horas.


"Nos avisaron el lunes por la noche que mis hermanos habían fallecido", relató “El Espectrito I”, el tercer luchador de la familia Pérez Jiménez.

La policía en el lugar del crimen

"Dijeron que mis hermanos habían ido a Garibaldi a echarse unos tragos, luego los abordaron unas mujeres, se metieron a un hotel y al otro día los encontraron sin vida".

Retrato robot de las asesinas

Los cadáveres fueron entregados días después a sus familiares. Fueron velados en la casa de su madre, ubicada en la Zona Urbana Ejidal Santa Martha Acatitla Norte, cerca del Metro Peñón Viejo, donde la familia esperó la llegada de parientes provenientes de Estados Unidos y Oaxaca.

El funeral




La madre de los luchadores declaró: “Nacieron juntos y juntos murieron”. Al funeral acudieron otros luchadores, quienes hicieron guardias de honor. También los medios de información y docenas de fans.

Las Guardias de Honor



Sobre los féretros se colocaron las extrañas máscaras que ambos portaron hasta el día de su muerte. Personas vestidas con réplicas de esas mismas máscaras deambulaban por el lugar, lo cual convertía aquello en un espectáculo surrealista.



Los ataúdes permanecieron mucho tiempo abiertos. Familiares, fans y medios pudieron ver los cadáveres de los luchadores, fotografiarlos y despedirse.

Los cadáveres

Fueron enterrados al mediodía en el panteón de San Lorenzo Tezonco. En el cementerio, sus ataúdes descendieron a la fosa al mismo tiempo, entre muestras de dolor y gritos de admiración.

El entierro


Pocos días después, la Policía Judicial detuvo a Estela González Calva “La Tía”. Otras prostitutas la denunciaron como la asesina. Fue acusada de homicidio calificado. Ante la presión de la policía, delató a su cómplice.

Estela González Calva “La Tía” bajo arresto



Poco después, los agentes localizaron y detuvieron a María de los Ángeles Sánchez Rueda "La Gorda". Las consignaron al penal de Santa Martha Acatitla. En sus declaraciones ministeriales, “La Gorda” aseguró que tras enterarse de la muerte de los luchadores, "La Tía" le indicó que lo mejor era ocultarse.

María de los Ángeles Sánchez Rueda "La Gorda" tras su detención



Dos empleadas del Hotel Moderno, María Luisa Aparicio Ortega y Claudia Rosas Toledo, también fueron involucradas. Otros sospechosos detenidos fueron Francisco Vázquez Martínez, quien presuntamente vendió las bebidas alcohólicas a las víctimas en la zona de Garibaldi; y José Luis Campos Sánchez "El Burro", quien de acuerdo con diversos testimonios, le sugirió a los luchadores que contrataran a su asesina.

Los titulares sobre el crimen



La opinión pública se consternó; los luchadores pertenecían a estratos bajos y habían conseguido sus logros basados en su esfuerzo. El pueblo se identificaba con ellos y los asumía como suyos. Su asesinato causó dolor y estupefacción no solamente en sus seguidores.