En San Andrés Mixquic la celebración del Día de Muertos inicia desde el 30 de octubre.ESPECIAL
Entre los hallazgos arqueológicos de San Andrés, se encuentra la escultura en piedra de Mixquixtli, diosa de la vida y la muerte
En México son múltiples los poblados en los que se puede celebrar un tradicional Día de Muertos, hasta las más grandes urbes del país tienen arraigada esta costumbre y cada 2 de noviembre, la
gente se reúne en los panteones para convivir con sus seres queridos que ya han abandonado esta tierra, para convertirse en polvo y memoria eterna.
Sin embargo, los colores no son iguales en ambos parajes, las costumbres varían de acuerdo a las diferentes regiones del país, y Mixquic es muestra tangible de ello.
A sólo una hora de la zona turística de Xochimilco, en San Andrés Mixquic se desarrolla cada año el rito del Día de Muertos, en un acto que combina la tradición prehispánica con la
católica.
San Andrés Mixquic, significa “lugar de quien cuida el agua”. La historia se remonta a un centro ceremonial con intensa actividad religiosa, demostrado así por los vestigios de esculturas
encontradas y relacionadas con la lluvia, la guerra, la muerte o Mictlán. Fue fundado en el siglo XI, estuvo poblado por indígenas nahuas a finales del siglo XII, 150 años antes de la
fundación deTenochtitlan, ya que precisamente se encontraba en el corazón de la región chinampera.
En los años sesenta, del siglo XX, se realizaron excavaciones y se encontraron diversas piezas arqueológicas , las cuales se exhiben actualmente en el museo ubicado a un costado del
panteón, en el centro del pueblo.
Día de Muertos
La celebración del Día de Muertos es un patrimonio cultural de México con fuertes raíces prehispánicas y de modalidad cristiana. Para Mixquic, es una tradición milenaria que le acompaña
en su historia misma.
En el Mixquic precolombino, la celebración del Día de Muertos simbolizaba la esencia misma del ritual funerario. La deidad central era Miquiztli, el dios de la muerte, en cuyo honor se cuenta que
se practicaban sacrificios humanos, sobre todo de prisioneros de guerra.
En la actualidad el arraigo es tal, que las fiestas inician desde el 30 de octubre. El día 31, por la mañana, se pone la mesa del altar de muertos; se utiliza un mantel seleccionado
exclusivamente para la ofrenda y se colocan candeleros negros o blancos con velas para adultos y niños, respectivamente, a fin de iluminar su camino.
La fiesta sigue el 1 de noviembre, cuando a medio día en el panteón de Mixquic, suena el repique de las campanas de la iglesia, anunciando el arribo de las ánimas de los adultos, con lo que las
ofrendas crecerán y una de las partes con mayor misticismo del festejo dará inicio. La fiesta termina por la noche con la famosa “Alumbrada” el 2 de noviembre en el panteón. El día 3, los vecinos
de Mixquic se visitan para intercambiar la comida, fruta, pan y demás elementos de la ofrenda, con lo que se da por concluido el rito que cada año lleva a miles de curiosos a esta población
conformada por los barrios de San Miguel, San Ignacio, Santa Cruz, San Bartolomé, Los Reyes y San Agustín.
Altares y ofrendas en Mixquic
Las familias de Mixquic se dan a la tarea de confeccionar los altares para muertos y de preparar las ofrendas con las que los invitan a visitar su antiguo hogar. Según su creencia, las ánimas de
los niños empiezan a llegar al pueblo el 31 de octubre a las 12:00 horas, cuando el sol pasa por el cenit y el 1 de noviembre a las 12:00 horas llegan los adultos. El día 2, a las 16:00
horas, se escuchan las campanas de la parroquia de San Andrés Apóstol y las familias del poblado de Mixquic se dirigen en silencio al camposanto, donde rezan por las almas de sus parientes
fallecidos.
Las ofrendas son para las ánimas que los visitan, para que puedan nutrirse de la esencia y el olor de los alimentos que les prepararon. La ofrenda les permite estar más cerca de sus
muertos para dialogar con su recuerdo, en el reencuentro con un ritual que convoca a la memoria.
En las ofrendas se colocan diversos objetos que el difunto solía comer o beber; se ofrece agua, para que sacie su sed; sal, como elemento purificador que sirve para que el cuerpo
no se corrompa en su viaje de ida y vuelta al año siguiente; velas, donde la flama significa esperanza y sirve de guía para que puedan llegar a sus antiguos lugares, además de alumbrar el
regreso a su morada (en algunas ofrendas cada vela significa un difunto); copal, como elemento que sublima la oración, limpia el lugar y aleja a los malos espíritus; flores, que por sus
colores y aromas, adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima.
La flor amarilla del cempasúchil (zempoalxóchitl) deshojada, es el camino de color y olor que traza las rutas a las casas y ofrendas, ya que se cree que este color lo pueden
ver muy claramente en la obscuridad las ánimas; el petate como cama o mesa para que las ánimas descansen en él; el pan de muerto y las cañas relacionadas con el Tzompantli; el pan
simboliza los cráneos de los enemigos vencidos y las cañas las varas donde se ensartaban.
Los elementos son variados y tiene cada uno un significado especial, entre otros, se pueden encontrar: el retrato del difunto, un plato de mole, frutas, calaveras de azúcar, un tequila o pulque
(según la preferencia del difunto), una cruz que señala los cuatro puntos cardinales para que el alma no se pierda, cadenas de papel morado y amarillo que significan la unión entre la vida y la
muerte, papel picado y objetos personales.
Sitios de interés:
Templo de San Andrés
El templo y convento de San Andrés, edificado en 1537 bajo la supervisión de los frailes agustinos, se levantó sobre lo que fuera un teocalli mixquica, pero la iglesia se derrumbó y quedó sólo la
torre del campanario. Hacia 1600 fue reconstruida tal y como se encuentra ahora, aunque separada de la torre del primer templo; su planta es basilical, es decir, cuenta con tres naves: una
central y dos laterales. Los espacios interiores con los que cuenta son: coro, sotocoro, presbiterio y sacristía. La fiesta patronal de San Andrés se celebra el 30 de noviembre.
Mixquixtli
En San Andrés Mixquic hay un sitio arqueológico en el patio de la Casa Cultural de la Parroquia de San Andrés, localizada en el centro del poblado. Destacan ahí piezas tales como la figura de
Mixquixtli, diosa de la vida y de la muerte; la tradición cuenta que probablemente fue una de las deidades más importantes del lugar, pues en su honor se realizaban cada 265 días sacrificios de
los prisioneros capturados. Asimismo, se encuentra la escultura de un Chac-mool, el mensajero de los dioses, misma que está franqueada por dos aros del Juego de pelota.