Los sentimientos más profundos del alma, las penas y alegrías de los mexicanos cobran fuerza y emoción en las canciones de un mariachi. Las notas vibrantes de la trompeta o la magia de sus
violines hablan lo mismo del amor a una bella mujer que de la desesperación por la tierra lejana.
La tradición del mariachi tuvo comienzos humildes, y sus raíces están perdidas en el tiempo con poca o ninguna referencia escrita que permita dilucidarlo. Pequeños conjuntos integrados por una guitarra, un violín, vihuela y arpa animaban fiestas familiares y reuniones, bautizos y bodas, de donde proviene su nombre "mariachi", que el mito popular atribuye a una semejanza con la palabra francesa marriage.
Esta teoría fue rebatida por algunos investigadores, quienes alegaban que el nombre tenía en realidad un origen indígena, versión que no pudo ser comprobada durante muchos años, hasta que en 1981 se encontró en el archivo de una iglesia una carta escrita por el padre Cosme Santa Anna en 1848. La carta iba dirigida al arzobispo de su diócesis y en ella denunciaba los escándalos ocasionados en su pueblo por los "mariachis".
La fecha de esta carta es anterior a la invasión francesa, lo cual desmiente la versión popular de que la palabra sea de origen francés. La formación de los conjuntos tenía lugar ya en época del imperio austro-húngaro, y los instrumentos cambiaban en algunos grupos según la región. Por ejemplo en el Bajío y en Jalisco tocaban los mariachis, mientras en otras áreas estaban las bandas con instrumentos de percusión.
Así vinieron las bandas de Sinaloa que incluían clarinetes, una tuba, una tambora y ocasionalmente los trombones o cuernos de las bandas de música traídos por primera vez por el ejército francés.
Si bien el mariachi se asociaba con Jalisco, la tradición se extiende a los estados vecinos de Michoacán, Colima, Nayarit y Zacatecas.
En algunas ciudades importantes de la época, se formaron grandes bandas, tanto en la época porfiriana, como antes en la del imperio.
Tocaban en las plazas principales de las ciudades de Morelia, Guanajuato y Zacatecas llevando, dos o tres veces por semana, serenatas que congregaban al pueblo, como las de la Plaza de Armas o las del parque El Agua Azul, en Guadalajara, que alcanzaron gran popularidad, pero todas las ciudades importantes tenían sus bandas.
Entre los estilos de mariachi más famosos, se incluyen los de Cocula, Tecatitlán y La Sierra del Tigre. La primera referencia que tenemos de un grupo de mariachi en las grandes ciudades de México, data de 1905, con el Cuarteto Coculense dirigido por Justo Villa, quien grabó los primeros discos de música de mariachi en 1906.
En 1925, el Mariachi de Concho Andrade participó en la primera transmisión radiofónica en México, y al año siguiente Cirilo Marmolejo hizo las primeras grabaciones de mariachi con el nuevo sistema eléctrico.
A principios de este siglo, era inusual ver conjuntos de mariachi con instrumentos de viento. La flauta, el clarinete, el saxofón soprano, el trombón, el cornetín y la trompeta no se veían con frecuencia en los grupos tradicionalmente integrados por instrumentos de cuerda.
Fue recién en los años 30 que algunos mariachis, en la Ciudad de México, incorporaron la trompeta, que en la década de 1940 siguió cobrando fuerza hasta llegar a ser imprescindible para el mariachi. El famoso Pedro Infante grabó en 1949 las primeras canciones con un mariachi con dos trompetas, innovación que logró mucho éxito.
El uso de la trompeta en el mariachi alcanzó completa aceptación en 1952, cuando el Mariachi México, de Pepe Villa, grabó una serie de discos de gran éxito que efectuó el cambio decisivo en la instrumentación de los grupos de mariachi, que para los años 60 en su mayoría incluían ya dos trompetas.
Uno de los mariachis más famosos de México, y del mundo entero, es el Mariachi Vargas de Tecatitlán, fundado por Silvestre Vargas con amigos y miembros de su familia, a quienes enseñó a leer música; todo un avance, porque antes de esto los músicos del mariachi lo eran de oído o llamados líricos.
Vargas fue también el primero que los uniformó con traje campirano, compuesto de un calzón de manta y camisa del mismo material con un palicate al cuello.
Cuando surgieron los grandes cantantes en este siglo, como Lucha Reyes, Pedro Infante, Jorge Negrete y Lola Beltrán, entre otros, el mariachi pasó por un proceso de sofisticación que se reflejó en su indumentaria hecha ahora de paño o algodón, características de la vestimenta del hacendado. Así aparecieron los trajes actuales que recuerdan a los charros, pero llevan botonaduras y alamares, y los humildes huaraches se sustituyeron por elegantes botines.
La música de mariachi se proyectó a nivel nacional e internacional, al ser interpretada por los grandes cantantesde radio en estaciones como la XEW, la XEB y la XEQ que le dieron amplia difusión.
En su evolución, también los músicos del mariachi dejaron de ser los improvisados de antaño, para convertirse ahora en verdaderos estudiosos que ejecutan música clásica en tríos y orquestas con un profesionalismo impecable.
Y no hay espectáculo, donde quiera que sea, que a los mexicanos atraiga más que un mariachi entonando la canción: "México lindo y querido/ si muero lejos de ti/ que digan que estoy dormido/ y que me traigan aquí". Y otras igualmente emotivas y vibrantes que a los mexicanos hace soñar la tierra que los vio nacer, y al extranjero lo acerca a México aun sin conocerlo.