La macabra noche incluye fiestas, difraces, dulces y mucho, mucho terror
El miedo, la angustia y la sangre son características de las películas que copan nuestras televisiones durante esa noche.
La actual fiesta de Halloween es producto de la mezcla de muchas tradiciones y leyendas del folklor, que los inmigrantes trajeron a Estados Unidos desde los inicios del año 1800. Muchas de estas
historias se han quedado en el olvido, y otros mitos continuan, aunque muchos de ellos sólo tienen sentido en la cultura americana, que son quienes realmente han dado un significado a la
celebración de Halloween.
Hoy en día Halloween es una de las fechas más importantes del calendario festivo estadounidense, pero no queda casi nada del significado que Halloween tenía para nuestros
antepasados. Para ello, las películas de terror que ha creado Hollywood son las que más han contribuído a distorsionar esta fiesta. El miedo, la angustia y la sangre son
características de estas películas que copan las televisiones durante esa noche.
También, se ha creado un sentido muy comercial alrededor de Halloween. Vendedores y comercios de todas partes llenan sus vitrinas de disfraces, calabazas tenebrosas, telas de araña y todo tipo de
productos que promuevan el miedo y el asustar a la gente. Las tarjetas de Halloween, los disfraces y las máscaras de mostruos terroríficos también son muy típicas.
En nuestro país cada vez tenemos más influencia de la cultura americana, y Halloween es un ejemplo. En los últimos años se ha convertido en una celebración que todo el mundo conoce y que muchos
siguen a rajatabla disfrazándose y saliendo a divertirse.
Bares, restaurantes y todo tipo de establecimientos decoran los sitios con motivos de Halloween y en muchos incluso se celebran fiestas para que la gente vaya disfrazada. El pedir dulces no era
algo que se acostumbraba en nuestro país, más bien era la famosa "calaverita", pero hoy en día, ya los niños salen a las calles disfrazados hasta de Michael Jackson para pedir dulces que los
comercios y casas ya tienen preparados para a visita de los pequeñines.
En fin, dicen que hay que renovarse o morir, pero eso si, sin perder lo que es verdaderamente nuestro...