Ya te lo dijo!!!

Quiero compartir algo con ustedes y que en algún momento fué de gran ayuda para mi, espero que tomen lo aprendido de este artículo porque nadie está exento de pasar por algo asi...

 

 
“Es más hermosa la verdad
que el fingimiento del amor”.
- R. W. Emerson.
 
Muchas veces no vemos lo más evidente. Irónico, pero así es, así lo elegimos. Y con esa optativa ceguera generamos nuestra propia frustración y por nuestro propio gusto. Cuántas veces hemos escuchado en nuestra vida frases como estas:
 
1.                 Es que... ¿por qué no me ha hablado?
2.                 ¿Por qué yo soy quien siempre le tiene que hablar primero?
3.                 ¿Por qué siempre me cancela?
4.                 ¿Seré importante o no para ella (él)?
5.                 ¿Por qué cambia de planes tan fácilmente?
6.                 ¿Me amará como yo le amo a ella (él)?
7.                 ¿Y por qué a mí no me invita?
8.                 ¿Porqué no me quiere cómo yo la (lo) quiero?
9.                 ¿Me querrá o solo me está utilizando?... etc., etc., etc.
 
Y por querer encontrar la respuesta a estas preguntas, decidimos lanzarnos cual clavadista en alberca Olimpica, hacia donde creemos que está, en lo más profundo de la emociones y sentimientos de la otra persona, para averiguar, para esclarecer, para demostrar el injusto trato que creemos se nos da en virtud de como tratamos a aquella persona y que por justicia y equidad nuestro ego nos hace reclamar en merecimiento.
 
¡Cuánto dolor se genera en este juego psicológico y para colmo por propia voluntad!, por nuestro propio gusto!!.  Queremos buscar la respuesta en lo profundo de la otra persona, cuando la respuesta resplandece en lo más superficial, en sus actos, donde lo que quieres saber ya te lo dijo con su forma de comportarse contigo.
 
Leé con cuidado esto: Cada vez que nos preguntamos por la pregunta correcta qué hacer para llegar a la respuesta que buscamos, el impacto sería anorme en nuestros rostros al descubrir esa clara y simple respuesta a nuestra incógnita: “Pero si ¡ya te lo dijo! ¿Qué más quieres saber si tus preguntas han sido respondidas claramente aún desde antes de que las hubieras planteado? No hay nada oculto aquí, no mucho más que preguntar, la respuesta la tienes ante ti y de manera abrumadora. Ya te lo dijo con sus evidentes actos. Lo que pasa es que quizá no te guste esa respuesta, aunque sea la verdadera, y vas a buscar otras respuestas que se adapten a tu favor. Analizar los porqués nos da emocionalmente la oportunidad de que la situación cambie, ó al menos mejore a nuestro favor.  Pero seamos honestos equivale a estar tirando los dados una y otra vez a ver si sale el número que deseamos.
 
No hay peor ciego que el que no quiere ver”. El silencio consecuente ante toda confrontación no se hace esperar. El gesto manifestando el recuerdo de los hechos con lo claro de su mensaje se empieza a hacer manifiesto. Emerson dijo alguna ocasión: “Grita tan fuerte tu actitud que no escucho lo que me dices”, a lo que yo le agregaría: “...y aún así hay gente que prefiere sufrir escuchando lo que le dicen, incluso sabiendo que no es verdad ante lo apabullante de los actos”.
 
         Analicemos un vago y común ejemplo. Cuando queremos demasiado a alguien y se lo demostramos con hechos y con palabras, y ese alguien no nos llama ni nos procura en absoluto... ¿no está quedando claro ya el mensaje desde ahí!  Por la necedad de nuestro ego en querer ver solo lo que queremos ver, de inmediato surge la necesidad de hablarle a esa persona para preguntarle si nos quiere o no, como si sólo las palabras comunicaran el mensaje. ¡Los actos comunican con más fuerza y con más veracidad! Pero no los queremos ver. Son muy dolorosos para observarlos. Rompen nuestra expectativa y en lugar de sanarnos con la verdad, elegimos seguir enfermando nuestra alma queriendo ver una ilusión de óptica fabricada por nosotros mismos. Esta es una de las razones por las cuales los terapeutas siguen teniendo mucho trabajo y materia prima para sufrir, sentirnos víctimas y comenzar una etapa digna de drama de telenovela.
 
Si alguien a quien procuras con amor no te ha hablado en mucho tiempo y tu te preguntas si te quiere o no..., con sus actos ¡ya te lo dijo!, y quizá desde hace mucho tiempo. No hay mucho que investigar, pero no hay mucho que investigar tan solo si quieres vivir en la verdad. De lo contrario, habrá mucho que indagar, ya que en la mentira nunca se llega a nada que te de la sensación de haber concluido. Cuando se maneja la mentira, al final de la conversación siempre queda ese sentimiento que nos hace sentir que algo falta por aclarar, y así, las conversaciones de un mismo punto pueden alargarse por años.
 
         Uno de los más grandes errores de relación en el ser humano es enamorarse de una ilusión, a tal grado, que nunca se ve la verdad por más evidente que esta sea. Y cuando llega el momento donde se alcanza a ver la enorme distancia que existe entre la ilusión y la verdad, entre lo falso y lo real, no se puede creer. Pero lo más increíble es que esa misma distancia la haya generado ella (o él) misma(o). Así de fantasiosa es la mente humana en muchas ocasiones. Y la única solución para salir de este maléfico encanto autoprovocado es decidir enamorarse de la verdad. Cuando uno logra este mágico encuentro, todo se ve claro. Ahí no hay mucho que preguntar, ¿para qué?, si ya te lo dijo.
 
“Si no te quieren como tú quieres que te quieran,
¿qué importa que te quieran?
- Amado Nervo.

 
         Si algo me ha impresionado grandemente en mi vida, donde Dios me ha permitido alcanzar a ver tantas cosas, es el grado de disposición a sufrir que eligimos la mayoría de las personas, hay veces que nos queda extremadamente claro que la otra persona no nos quiere, y aún así, seguimos tolerando la relación, para las personas que nunca se han visto en algo asi, que bueno, pero la mayor parte de hombres y mujeres lo hemos hecho alguna vez, por no querer dejar ir a la persona y nos aferramos o nos volvemos adictos a él o a ella.
 
        Con los comportamientos de alguien se abre majestuoso un canal de comunicación de los más claros y llenos de verdad. ¿Qué más se necesita para tomar una decisión? Si lo que quieres es información veraz que ayude a tu determinación, pues ahí la tienes, con sus actos, ya te lo dijo. No hay nada de qué hablar. Sin embargo, existe la otra opción. La opción de sufrir queriendo que la otra persona sea como nosotros queremos que sea y hablar y hablar y hablar para intentar lograrlo. Si algo he aprendido en mi propia vida con sangre, dolor y lágrimas de hace muchos años, fue esto: la gente es como es porque así es. Punto final. Y si intentamos cambiarla, hay dos opciones: que no lo haga y aumente nuestra frustración al tiempo de sentirnos los más tontos por intentarlo; o que logre cambiar pero siendo ese cambio en la enorme mayoría de los casos, un cambio falso y pasajero.
 
         Cuando aunque ya te lo dijo, tú insistes en querer conversar con la persona para “aclarar las cosas” (aún cuando más claras ya no pueden estar), muchos han (hemos) desarrollado un talento para esgrimir los más afilados argumentos en pos de un acuerdo, de una negociación, y en varias ocasiones se logra dicho acuerdo. Ahí, todo parece haber terminado en un final feliz con aparente paz. Y sí, puede ser un final feliz, pero... falso, y como todo lo falso, no dura. Aprende algo: cuando alguien te diga: “...está bien. Tienes razón. Haré un esfuerzo por cambiar y haré lo que tú quieres”. Yo te pregunto: ¿Qué caso tiene ese cambio si no es natural, si no surgió “auténticamente” de esa persona, si está haciendo un esfuerzo porque va en contra de su naturaleza? Está actuando por darte gusto y cuándo puede durar una acción fingida ó forzada.  Muy valioso de su parte el que quiera darte gusto, pero... está actuando en contra de sí mismo y así no puede durar mucho tiempo. No es él, no es ella. Tú sigues teniendo el poder para elegir: o te quedas con la verdad, o te quedas con la falsedad pero que tanto te acomoda. Al principio, esto puede sonar muy fuerte y confrontante, pero con el paso del tiempo, con tu evolución espiritual, esto mismo resulta tan extraordinariamente liberador. Saber la verdad libera, quererla saber dignifica.
 
“La serpiente puede cambiar de piel,
pero nunca de naturaleza”.

 
         El comportamiento más natural es aquel que se hace sin el más mínimo esfuerzo, es el más veraz, el más auténtico. Por ello, nunca le digas a una persona que haga un gran esfuerzo por cambiar ya que entonces ese cambio corre el riesgo de ser falso; mejor analiza si así como es la persona, tal cual, se acopla a tus necesidades de afecto y amor.
 
Si no, hay millones de seres humanos allá afuera donde la posibilidad de que alguno empate contigo, existe formalmente. La mayor limitante para lograr esto es que creas en aquel dicho de que “es mejor viejo conocido que nuevo por conocer”. Creer en este dicho ha generado grandes males en la sociedad.
 
         En los más recientes años de mi vida he desarrollado la siguiente idea de la pareja perfecta (yo sé que sí hay): aquellos que son totalmente naturales en su comportamiento y así es como uno deseaba al otro (esto no significa que debemos aceptar que alguien nos maltrate o nos lastime por que así es él, hay que saber aceptar las cosas buenas, pero jamás aceptar algo por no quedarnos solos o por no perder a esa persopna que obviamente por su comportamiento, no vale la pena). Sin embargo, mediante la creencia de que la otra persona vaya a cambiar algún día, es que los humanos nos esperamos tanto y tanto tiempo viviendo en amargura y frustración. La misma que generamos nosotros mismos por elegir esperar un imposible.
 
Cuando la propia naturaleza es el impulso más lógico que brilla en el comportamiento de alguien, toda otra opción de mejora se ve opacada. Con esto te digo que me consta la incapacidad de cientos de personas para cambiar. No hay mala voluntad, no hay malos sentimientos, no hay absurda resistencia al cambio, no. Simple y llanamente no pueden. No tienen la capacidad. Quizá por ello la misma Biblia es tan gráfica cuando afirma en algún pasaje: “...no les des de comer miel a los cerdos”, o algo similar. Yo he tenido que aprender esto habiendo quien me aventara en la cara el frasco de miel que tan bondadosamente ofrecí. En mi adolescencia tuve un comportamiento digno para ser un excelente candidato para que me atendiera el mejor terapeuta. Qué ironía, al tiempo que me enorgullezco de mi crecimiento y despertar; en aquella época yo no tenía Internet ni había alguien que escribiera estos escritos para que yo los leyera y me dieran luz. Yo no tuve esta ventaja que hoy muchos tienen, y aún así pude despertar. Entonces, cualquiera puede. Es cuestión de elegir la luz y quererse en verdad.
 
         Mis sugerencias para que vivas una autentica autoestima de auténtico amor en tus relaciones de pareja, de amistad, familiares y/o laborales son las siguientes:
 
1.     Aprende a querer a la gente tal como es. Esta es una de las opciones más sanas que he conocido en mi vida. Aceptar a la gente tal como es. Lo importante aquí es distinguir que eso no implica que las quieras. Aceptar no es lo mismo que querer. Yo acepto que en mi ciudad haya ladrones y criminales y no por eso los quiero. Sé que existen, lo acepto, pero inmediatamente luego de aceptar que la gente sea tal como es, se abren otras dos opciones: querer a esa persona aunque me haga sufrir (opción que no recomiendo mucho), o dejar a esa persona en su propio camino y yo seguir por el mío (¡opción propia de una Nueva Conciencia!). Aquí no hay resentimientos, ni maltratos, ni cuentas por cobrar, ni nada por el estilo. Es un sano acuerdo contigo mismo de dejar a la otra persona por motivos más que evidentes. Por dignidad. Por salud. Por amor. Y para lograr esto...
 
2.     Analiza qué es lo que quieres realmente
, vivir en lo falso o en la verdad. Sin duda hay gente que elige lo primero y es tan respetable como lo segundo. Lo falso puede ser hermoso y por un  buen lapso de tiempo, pero llega el día en que esa hermosura se desvanece, llega el momento en que te das cuenta de que fue un embuste. Mientras más tarde elijas darte cuenta, más grande será tu dolor. Apúrate a elegir darte cuenta de que ya te lo dijo y actúa en consecuencia. Por algo cité como epígrafe de mi columna a Emerson cuando dijo: “Es más hermosa la verdad que el fingimiento del amor”, a lo que yo le agregaría por lo que he visto: “...aunque el mismo fingimiento del amor sea una dulce y bella fantasía”. En otras palabras, tú decides seguir jugando o salir del juego.
 
3.     Actúa en consecuencia. Cuando uno descubre la verdad, no es recomendable seguir creyendo en la fantasía (aunque se puede por necedad). Eso genera enfermedad física y mental. Para mí, el actuar en consecuencia significa ya no esperar, liberarte, ser tú sin pena ni gloria. Aquí una gran pregunta: ¿Qué caso tiene querer a alguien que de antemano y con toda certeza ya sabes que no te quiere, ya te lo dijo? Esta pregunta me la he hecho tantas veces. Sé que podría ser un amor muy sublimado a platónico, pero en esta ocasión estoy hablando en la simple dimensión de una vida de pareja o amistad en el común de los mortales. Aquí no aplica el querer a alguien que sabes que no te quiere. Eso es sufrir por elección propia. Una vez que actúas en consecuencia a lo que descubriste...
 
4.     Alégrate inmensamente por el hallazgo. Cuando descubres la verdad, cuando te elevas por sobre el fingimiento, hay dos opciones: deprimirte amargamente porque las cosas no fueron como tú pensabas que eran, o alegrarte inmensamente por el hallazgo y saber que a partir de ese instante ya conoces lo que tu corazón verdaderamente necesitaba para seguir su pacífico camino de crecimiento y amor. Te juro que esta diferencia radica en una mera elección. ¡Tienes el poder para elegir! Por más doloroso que sea el desengaño, así mismo es de fortalecedor el saber que a partir de hoy puedes caminar por la verdad. Créeme en esto por favor, es motivo de una inmensa alegría, más de la que te imaginas, el desengañarte y así recobrar las fuerzas para seguir por tu camino. Saber la verdad libera, elegir verla dignifica. Y así, alegremente...
 
5.     Sigue tu propio camino.
Sin la menor duda ¡algo bueno te espera! Alguien siendo natural te espera allá afuera con una forma de ser que empatará perfecto con lo que buscas y crees merecer. El tiempo que llevo en este planeta ha sido ya el suficiente para percatarme de una dichosa verdad en la que están envueltos los humanos y te la diré: cada vez que creas haber perdido algo es porque en verdad se te ascendió hacia algo superior y tuvo que suceder un lógico desprendimiento. No se suele ascender en bloque, la evolución es personal. ¡Siempre pasa así! ¡Siempre! Si me quieres creer, me alegro, si no, más tarde el tiempo te dirá lo mismo que yo aquí. Lo que sigue en tu vida, luego de conocer la verdad y actuar en consecuencia siguiendo alegremente por tu propio camino, siempre es dicha y fortuna. ¡Siempre!
 
Lo mejor que podemos hacer por aquella persona que ya te lo dijo, es enviarle nuestro amor “mentalmente” y en forma amable cada quien seguir con su propia leyenda personal no intercalable. La tentación de regresar al tormentoso camino conjunto estará por todo el tiempo que uno decida, el mismo tiempo que decidimos ir caminando hacia delante pero viendo para atrás. Por eso es tan metafóricamente poderosa aquella historia bíblica donde se les advirtió a quienes serían liberados que no voltearan hacia atrás, de lo contrario quedarían convertidos en estatuas de arena. Así, viendo hacia atrás, se detiene de inmediato el avance, se suspende la liberación, se paraliza el progreso, se elimina el movimiento que es la esencia de la vida. ¿Ahora entiendes por qué se transforman en estatuas los que miran hacia atrás cuando van hacia delante? Es una metáfora muy esclarecedora. Pero si eliges caminar hacia delante viendo en esa misma dirección (sin duda otra elección que puedes hacer en cualquier momento) verás que todo desengaño resulta en un proceso de purificación que ayuda a tu alma a seguir avanzando.
 
Decide seguir avanzando dejando atrás lo que precisamente detrás debe quedar para así dar espacio en tu corazón hacia lo que viene. Aunque parezca increíble para muchos, vivimos en un mundo perfecto donde las imperfecciones en la vida de relación, son parte del plan perfecto que hay para nuestra evolución, siempre y cuando aprendamos a dejar ir para poder tomar la siguiente prueba que nos lleva al siguiente nivel.

Esto sin duda, es fuerte y a muchos que estén pasando por esto, no lo tomen en serio, pero es mejor comenzar a ver la realidad antes de que sea demasiado tarde, yo fuín una de estas personas pero ahora soy libre y sé que lo que viví en tiempos pasados, son cosas que me ayudarán a vivir mejor y no volver a cometer el mismo error de estar enamorada de alguien que con sus actos, ya me había dicho que nunca me quiso!