Existe un grupo en el libro de las caras que se llama “Maldita sea soy adicto al Facebook”. Tiene más de 11 mil miembros y su utilidad es servir de catarsis a los que no pueden dejar de “feisbuquear”, un verbo que tarde o temprano figurará en el diccionario.
“Mi nombre es José y soy adicto”. “Soy Adriana y estoy jodida”, se presentan los usuarios en el muro de los lamentos. “No hago más que estar aquí. Alguien que me mate por favor!!”, “necesito un exorcismo”, “es de las peores porquerías que han inventado, pero no soy capaz de retirarme”, claman otros.
Facebook. Feisbuc. El face. Como quiera que se le llame a la más popular y peligrosamente adictiva de las redes sociales, su mención se ha vuelto parte de la vida diaria, en más de 70 idiomas.
Facebook rebasó este año los 400 millones de usuarios en todo el mundo. Tan sólo en Guatemala tiene 532 mil 540 seguidores, casi siete veces más que hace dos años.
El 70 por ciento de los feisbuqueros está fuera de Estados Unidos, el país donde nació la fortuna de Mark Zuckerberg, el creador del sitio y el multimillonario más joven del mundo. Con 25 años, el ex alumno de Harvard amasa una fortuna de US$4 millardos y ocupa el puesto 212 de los más ricos del mundo según la revista Forbes.
El usuario promedio de Facebook pasa 55 minutos de su día conectado a la red. Pero los hay aquellos que permanecen enchufados aún cuando duermen y brincan de la cama con cada alerta de su teléfono móvil.
“No soy adicto, hoy sólo he entrado 7 veces”, replica uno de los miembros del club de adictos. “Pude estar sin vos… sólo dos días”, se lamenta otro. Grupos de viciosos los hay por montones. Están “Mi adicción al Facebook me está preocupando” y “facebookholicos anónimos”. Y hay páginas como facebook-adictos.com en la que se ofrecen juegos, videos e ideas (bastante malas, por cierto) sobre qué frases compartir en el muro personal.
Cada día se actualizan 60 millones de estatus en Facebook, según las estadísticas de marzo de website-monitoring.com. Ahí se cuentan desde las frases más inspiracionales sobre la vida, la muerte y el amor hasta los pensamientos más planos e inútiles como “qué hueva” o “me pica la nariz”.
Mi padre, que tiene casi 70 años y aprendió a usar la lavadora y el microondas hace poco, me preguntó con candidez enternecedora: “¿Qué es eso del fasebo-oc?”. Traté de explicarle, pero no pude. Entonces pedí ayuda. Escribí en el muro del face: Si un extraterrestre les preguntara ¿qué es Facebook y para qué sirve? ¿qué le responderían? En menos de cinco minutos tenía un pergamino de respuestas.
La descripción más atinada fue la de Juliana, una chica cordobesa: “Es un sitio (que no existe) donde te conectás con personas (que nunca ves), te invitan a eventos (a los que no vas), mostrás fotos (que no te favorecen) y escribís cada día qué estás pensando (aunque no pienses en nada). Así y todo es bastante adictivo”.
El Facebook, decían otros, reemplazó a los medios de comunicación. Es ahí donde se enteran de las noticias del día, del atasco vehicular de última hora, del terremoto en Chile, de la ley antiinmigrantes en Arizona. Gente que ni hojea un periódico está bien enterada gracias a los avisos de sus amigos o los enlaces de diarios, como este, que intentan captar a públicos jóvenes, dispersos y ocupados a través de la popular red.
Facebook es la ventana por la que espiamos al mundo. La rendija por la que nos enteramos de lo que pasa allá afuera mientras nos encorvarnos frente al ordenador, sacamos la panza, fruncimos el ceño y movemos el mouse hacia la nada.
“Me han dado las 3:00 de la mañana husmeando fotos de gente que no conozco”, comentó una amiga a la hora del almuerzo. “Ese día me di cuenta que tengo un problema”.
En la red se encuentra relatos de gente que ha intentado dejar el libro de las caras. Una chica que se dio cuenta que se estaba perdiendo la oportunidad de socializar en la vida real narra un mes de abstinencia en el que no le fue muy bien. Se dio cuenta que no se enteraba de la mayoría de eventos a los que iban sus amistades, que no salía más a menudo ni establecía más contacto con la gente de verdad. Y que estaba desactualizada de todo. Sucumbió y volvió a su verdugo y esa noche durmió en paz.
En marzo pasado se difundió la noticia de que dos clínicas italianas están tratando a los adictos a Facebook y a la red en general. Italia, con 16 millones de miembros activos al feisbuc, es el sexto país del mundo con más usuarios.
“El uso patológico de internet provoca síntomas muy similares a los de los toxicómanos en abstinencia”, comparaba el encargado de uno de esos centros de tratamiento en Italia. Explicaba que los adictos a la red padecen de ansiedad, depresión y miedo a perder el control de lo que pasa en Internet. Al igual que con las drogas, la necesidad de acceder a la red en todo momento es progresiva, así como la incapacidad de controlarlo. Y los efectos también son parecidos: se deterioran las relaciones interpersonales, hay cambios de humor, se altera el sueño, baja el rendimiento laboral y escolar.
En la red se promocionan falsos parches que sirven para lidiar con la ansiedad a perseguir la “F” azul. Y circula por ahí la foto de una pareja desnuda que simula estar copulando. La chica abajo, él arriba y en medio, el ordenador con la página de Facebook abierta: él está actualizando su estatus.
A nadie le gusta que lo llamen adicto, especialmente adicto a espiar a los demás: a sus compañeros de trabajo, al popular de la clase, a sus ex parejas sentimentales, a sus potenciales parejas, a la gente que no soporta, a husmear dónde celebraron sus conocidos el Año Nuevo. Pero ¿cuándo se es adicto? Según algunos cuestionarios que circulan en la red, hay que ponerse alerta cuando uno se reconoce en algunas de estas circunstancias:
1. Ha pasado horas revolviendo su clóset en busca de las fotos de su niñez para escanearlas y subirlas al Facebook.
2. En Halloween se disfrazó de “la página principal” de Facebook.
3. Se toma fotos frente al espejo para su nueva foto del perfil.
4. Se siente orgulloso de la cantidad de amigos virtuales aunque no le hable a la mitad de ellos.
5. Pide prestadas computadoras o teléfonos móviles para revisar su perfil.
6. Cuando conoce a alguien apenas puede esperar a llegar a su casa para buscarlo en el Facebook y pedirle que sea su amigo.
7. Presiona a sus amigos de la vida real para que se unan al feisbuc.
8. Mira la F azul en cualquier lado y se emociona.
9. Lo primero que hace al levantarse es revisar su página.
10. Ha dejado de dormir, de comer o de reunirse con amigos (de verdad) por ver su feisbuc.
Contigo o sin ti
La vida cotidiana pareciera girar cada vez más en torno a la gran F, que a los momentos reales, si es que lo que perciben nuestros cinco sentidos aún es la realidad.
En un partido de fútbol, el fanático saca el teléfono de su pantalón y actualiza su estatus para narrar cómo va el partido. Y por estar escribiendo no ve cuando meten el gol.
O en una fiesta. Todos bailan el ‘meneaito’ y alguien los detiene: foto, foto. “Para el feisbuc, muchá”, grita una vocecita anónima al fondo. Entonces todos se arreglan los cabellos (porque además de alegres hay que verse presentables) y no falta el que se agacha porque resulta que es colado… o su novia no sabe que fue ahí.
Si cumples años te llenan el muro de felicitaciones. Pero algunas de esas personas se toparán contigo frente al dispensador del agua y no te dirán buenos días. En tu lista de amistades tendrás personas que aplauden tus insulsos estados de ánimo pero en el cine voltearán la cara (o tú a ellos) y simularán que no se vieron.
Te encontrarás con personas que, en plena conversación, dirán una frase divertida o inteligente y la matarán al instante al decir: “ese va a ser mi nuevo estatus en el feisbuc”.
Con todo, Facebook tiene su lado útil. A través de él los políticos muestran su lado humano y familiar y fingen ser amigos de sus posibles electores. Se forman grupos de coleccionadores de estampitas del álbum del mundial y se convocan a manifestaciones en las que resulta que no hay héroes ni culpables. Además, ¿qué haríamos sin las vaquitas de la granja y los peces del acuario virtual cuando tenemos que trabajar o estudiar y no estamos “inspirados”? ¿Cómo si no con Facebook paliaríamos la modorra después del almuerzo y el síndrome de los domingos por la noche?
Y lo mejor de Facebook, para consuelo de la humanidad, es que aún hay personas que no son usuarios y no quieren saber nada de él.
“es la red social por excelencia”
Carlos Cabrera es un peruano de 25 años consultor en marketing con redes sociales. En su página www.carloscabrera.net y a través de su perfil en Facebook comparte gratuitamente consejos sobre el marketing en las redes sociales. Además, asesora a empresas y profesionales sobre cómo crear su estrategia de marketing especialmente enfocada en Facebook y Twitter. En esta entrevista realizada por correo electrónico se refiere al libro de las caras, sus usos y su futuro.
¿Qué posición ocupa Facebook entre las redes sociales?
– Es la red social más usada, la red social por excelencia. Actualmente ocupa el segundo puesto en el ranking de alexa.com, el sitio que hace el ranking mundial de todos los sitios web. Eso quiere decir que ya es el segundo sitio con más visitantes en todo el mundo, tan sólo un poco después de Google. Pero en el sitio que la gente pasa más tiempo es en Facebook.
¿En qué se ha convertido Facebook?
– En sus inicios, al igual que las demás redes sociales, era un lugar donde los jóvenes y adolescentes compartían fotos y se comunicaban con sus amigos. Actualmente, si una persona o empresa participa activamente en ese constante flujo de información generado en Facebook puede tomar ventaja. Supongamos que está buscando que alguien le recomiende un buen fotógrafo, quiropráctico o diseñador web, le llevaría varios días identificar y contactarlos en el mundo fuera de internet. Pero en Facebook puede conseguir esa información en minutos. Los usuarios le recomendarán servicios que ellos probaron, les gustan y en los que confían. Mientras los negocios creen visibilidad constante en Facebook, pueden tener a su comunidad conectada, hablando de ellos, comprándoles y promoviéndolos con sus contactos.
¿Qué lo ha hecho tan popular?
– Facebook provee una experiencia completamente diferente a otras redes sociales como MySpace, hi5, Tuenti o Sonico. Considero que hay tres razones: Primero, porque en otras redes sociales los perfiles de los usuarios demoran en cargar por todas las extrañas imágenes, animaciones, videos y música. La interfaz de usuario en Facebook es clara, con cantidad suficiente de espacio blanco y sin muchas distracciones visuales. Eso en internet es fundamental. Segundo, permitió a desarrolladores externos crear aplicaciones. Y tercero, las noticias en la página de inicio (ahora se han divido en Titulares y Más Recientes), en las que aparecen las publicaciones de los usuarios, lo cual crea visibilidad instantánea.
¿Qué alcances tiene Facebook?
– Dejando de lado la diversión, su poder de convocatoria e influencia es descomunal. Ya dependerá que sepa ser bien manejado o no. Por ejemplo, Nestlé acaba de sufrir una crisis tremenda por el aceite de palma que usan en algunos de sus productos porque, según sus detractores, este contribuye a la destrucción de las selvas tropicales y el hábitat natural del orangután. La gente se les fue encima y eso creó una bola de nieve de críticas en su página (http://facebook.com/nestle) que los encargados de la empresa no supieron manejar.
En los negocios ¿para qué es útil?
– Una parte fundamental para el marketing de un negocio es estar donde la gente está y no donde ellos quieren que la gente esté. Facebook nos permite encontrar contactos, nos abre las puertas inmediatas a personalidades y empresas que sería imposible contactar de otra forma. Nos permite aumentar nuestra visibilidad, crear y consolidar nuestra marca (personal o de nuestro negocio), conseguir posicionamiento en Google rápidamente con nuestra página oficial de Facebook, colocar anuncios publicitarios muy segmentados y sin invertir mucho dinero.
¿Cómo se mide la efectividad de la publicidad en Facebook?
– Recientemente la consultora Nielsen publicó su primer informe conjunto con Facebook, el cual revela que la publicidad en esta red sí funciona. La consultora señala que los usuarios son mucho más proclives a entrar en un anuncio y comprar cuando ven que sus amigos son seguidores de esa marca o de esa campaña en la plataforma. Según los datos, la recordación creció del 10 al 16 por ciento, la percepción de la marca se duplicó del 4 al 8 por ciento y se cuadriplicó la intención de compra de 2 a 8 por ciento.
¿Quiénes son los nuevos usuarios de Facebook?
– El rango de edad de la gente con mayor crecimiento es de 35 a 40 años. Eso explica porque Facebook es una herramienta genial para el marketing, debido a que sus miembros son maduros.
¿Qué peligros o riesgos supone una red social para la privacidad de las personas?
– En mi opinión, y es contraria a la de mucha gente, no tiene ningún riesgo. Me explico: nuestra “vida pública” en Facebook y en cualquier lugar de internet es lo que nosotros hacemos público, nada más. Cualquier cosa que no queremos que se sepa, pues no la publiquemos. Eso va desde fotos de fiestas hasta fotos de nuestros hijos. De todas maneras, hay opciones para protejer y poner filtros a absolutamente todo lo que compartimos en Facebook.
Pero hay personas que no son usuarias y aparecen etiquetadas. ¿Eso se puede evitar?
– No porque cuando etiquetas a alguien puedes poner el nombre de tu amigo si él no tiene Facebook. Pero eso no representa ningún riesgo, porque es simplemente un nombre que no va enlazado a ningún sitio.
¿Cuál es el futuro de Facebook?
– Seguirá creciendo, el techo aún no le ha llegado. En un mediano plazo mucha gente entenderá mejor su poder y el de las redes sociales en los negocios. Pero si su competencia ya lo adoptó (eficazmente) estarán un paso atrás.
¿Qué viene después?
– Hay algunas redes sociales que están fuertes, como Twitter o Foursquare que está basado en la geolocalización. Pero pienso que Facebook, seguirá siendo la red social por excelencia, al igual que Google es el buscador por excelencia.