El glaucoma es un grupo de enfermedades de los ojos que tienen como condición final común una neuropatía óptica que se caracteriza por pérdida progresiva de las fibras nerviosas de la retina y cambios en el aspecto del nervio óptico. Algo que hace relevante a este padecimiento es que en la mayoría de las personas afectadas no presentan síntomas en las primeras fases de la enfermedad; cuando estos ocurren, generalmente son defectos en el campo visual y pérdida de visión. La aparición de estos síntomas puede significar que la enfermedad está en un punto avanzado de su evolución. Es inusual que exista dolor ocular en el glaucoma crónico, pero es frecuente en el glaucoma agudo (glaucoma de ángulo cerrado), el cual si puede ocasionar intensos síntomas desde su inicio.
Uno de los principales factores que pueden influir en la aparición de glaucoma es la presión intraocular alta, aunque no existe una correlación exacta entre glaucoma y presión intraocular, pues algunas personas pueden desarrollar la enfermedad con cifras de presión intraocular consideradas normales y sin embargo en otras ocasiones existen cifras altas sin que se produzca ninguna repercusión ocular.
Existen varios tipos de glaucoma, cada uno de los cuales tiene un origen y una evolución diferentes, por lo cual la definición general anteriormente expuesta puede no corresponder a todas las formas de esta enfermedad. La mayor parte de los casos corresponde al llamado glaucoma crónico simple (glaucoma de ángulo abierto).
Según la amplitud del ángulo iridocorneal se puede clasificar en:
Según el origen se clasifica en:
Segun el momento de aparicion se clasifica en:
El número total de personas que presentan esta enfermedad es elevado, pues su prevalencia oscila entre el 1.5% y el 2% en los mayores de 40 años. Es una de las principales causas de ceguera irreversible en el mundo. La forma más frecuente, que corresponde al 60% de los casos, es el glaucoma de ángulo abierto primario también llamado glaucoma crónico simple.
Según estimaciones realizadas por la Organización Mundial de la Salud a principios de los años 90 del siglo XX, el número de personas en el mundo con presión intraocular alta seria de 105 millones, los nuevos casos de glaucoma identificados 2.4 millones por año y el numero de ciegos debido a esta enfermedad 8 millones, lo que lo situaría como la tercera causa de ceguera a nivel mundial, solo superada por la catarata y la oncocercosis.
Existen dos aspectos claves para sospechar el diagnostico de glaucoma: La elevación de la presión intraocular por encima de 21 mm de mercurio y la presencia de una papila excavada. Cualquiera de estas dos circunstancias hacen probable el diagnóstico, especialmente si existen antecedentes familiares de la enfermedad y la edad es superior a los cuarenta años.
Una vez sospechado el diagnostico, se pueden realizar otros estudios como una exploración oftalmológica completa para comprobar la agudeza visual y observar todas las estructuras del ojo tanto del polo anterior como del posterior y una campimetría o valoración del campo visual para buscar la existencia de zonas ciegas o escotomas.
Aunque la presión ocular es sólo una de las causas del glaucoma, reducir esta presión es el tratamiento más usado. Se cuenta con fármacos que disminuyen la producción de humor acuoso o incrementan su velocidad de reabsorción. El tratamiento es básicamente con fármacos que se aplican en forma de colirio oftálmico, siendo los procedimientos quirúrgicos para casos refractarios o complicaciones agudas.
La presión intraocular elevada se puede tratar con colirios que disminuyen la presión del ojo. Hay varias clases de medicamentos que pueden usarse para tratar el glaucoma de ángulo cerrado. En el glaucoma de ángulo abierto los más comunes son los beta bloqueantes (bloqueadores), como el timolol, y los derivados de las prostaglandinas. También se emplean diuréticos hiperosmóticos como el manitol en crisis hipertensivas oculares e inhibidores de la anhidrasa carbónica.
Para tratar el glaucoma se usa tanto la cirugía láser como la tradicional. La trabeculoplastia láser se usa para tratar el glaucoma de ángulo abierto. Se usa argón o Nd:YAG en el láser que se aplica a la red trabecular para estimular la apertura de los conductos y así aumentar el flujo del humor acuoso. La iridectomía periférica láser se usa en pacientes con glaucoma de ángulo cerrado. En ella, el láser apunta al iris para hacer una apertura en él. Esto abre una nueva vía por la cual el humor acuoso puede pasar desde la cámara posterior a la cámara anterior.
La cirugía convencional más usada en el glaucoma es la trabeculectomía. Mediante este procedimiento se crea un nuevo conducto por el cual drena el humor acuoso hasta el espacio subconjuntival. Una alternativa popular a la trabeculectomía es la esclerectomía profunda no perforante (EPNP).
Existen otras técnicas quirúrgicas, que generalmente se reservan para glaucomas complejos o cuando han fracasado las técnicas habituales. El glaucoma congénito siempre requiere tratamiento quirúrgico (generalmente, una goniotomía), aunque puede requerir otras cirugías adicionales y/o medicación para controlarse.
Aunque el glaucoma puede o no tener efectos significativos, una consecuencia habitual es la pérdida del campo de visión que se puede detectar mediante la realización de una (campimetría). La pérdida de visión del glaucoma afecta primero a la parte periférica del campo de visión. La pérdida de visión moderada o severa puede ser detectada por el paciente al poner a prueba su visión periférica. Esto puede hacerse tapando uno de los ojos y examinando la visión en las cuatro esquinas del campo visual en cuanto a claridad y nitidez, luego se repite la prueba con el otro ojo. Muy frecuentemente, el paciente no detecta pérdida de visión hasta que sufre “visión túnel”. Si la enfermedad no se trata, el campo de visión se irá cerrando cada vez más y más, se oscurecerá la parte central y finalmente degenerará en una ceguera total en el ojo afectado.
La pérdida de visión debido al glaucoma es irreversible, pero se puede prever o disminuir su progresión con el tratamiento adecuado. Si sospecha que puede tener glaucoma o que tiene factores de riesgos, es recomendable visitar al médico de familia, el oftalmólogo o al optométrico.