* Pienso que lo natural es nacer y morir pero cuando a un ser querido le llega la hora, sea como fuere, parecemos no estar preparados, como si fuera algo que nunca pudiera ocurrir, como si estuviera ajeno a nuestra condición de humanos. Cierto día pasa y entonces pensamos en porque no disfrutamos de esa persona, porque no aprendimos de ella, porque…. Muchas preguntas pero la respuesta está muy clara: vive con plena conciencia cada segundo, disfruta cada paso de la vida, y acepta todo lo que ocurra con alegría y buen carácter.
Eran las 11 de la mañana cuando recibí la terrible noticia, mi abuela había dejado este mundo... inmediatamente corrimos para verla
por última vez, nunca olvidaré su rostro tranquilo y quieto en la cama de aquel hospital, como esperando por nosotros para darnos el último adiós...
La abracé y la besé llorando con amargura antes de que se la llevaran, ahí mismo le pedí perdón por todas las ofensas que pude haberle hecho en la vida. Más tarde en la funeraria nuevamente junto a su ataúd, miraba su linda carita, se veía tan tranquila y en paz,
hasta parecía que todas las arrugas que había acumulado por el paso de los años, se hubieran borrado de repente, bien dicen que una vez que mueres, es cuando empiezas a vivir, y eso estaba haciendo ella, empezando una nueva vida llena de alegrías junto a Dios porque ella en vida, fue la más buena, noble, nunca guardó rencores y perdonó a todos los que la ofendieron, ahí mismo al pié de su féretro, hice un pacto secreto con ella, que espero aún lo recuerde, un pacto entre las dos únicamente, y parece mentira, pero al preguntarle en mi mente si me habia escuchado, una flor que estaba junto a ella se movió, como si ella la hubiera tocado en señal afirmativa a mi pregunta, desde ese momento supe, que ella siempre estaría escuchando cada palabra que yo le dijera.
Una vez que llegué a casa, sólo pensaba: que voy a hacer ahora si ti???, ya no voy a verte, ni ha hablar contigo, como voy a poder seguir así???, eras mi guía y aunque no lo creíste nunca, eras nuestra fuerza, para mi mamá, para mis sobrinos, para mi hermana y sobre todo para mí...
Hoy... ha pasado ya un año, como vuela el tiempo, y parece que fue ayer cuando aun llegaba y la veía sentada en su sillón favorito viendo la televisión, cuando nos contaba sus historias, que aunque ya las supiéramos de memoria, siempre la escuchábamos con atención, la sabiduría de sus palabras y de sus consejos, su sexto sentido que nunca le fallaba, ella siempre me dijo: "cuando esta vieja ya no esté en este mundo, te vas a acordar de mi", y tenía razón... cuánta falta me has hecho, en este año sin ti, he pasado por tantas cosas, te fuíste en un momento tan difícil para mi y desgraciadamente no estuviste ahí para escucharme o ayudarme, eras mi madre, mi cómplice, mi amiga...
Bien dicen que el tiempo todo lo cura y llega la resignación, pero aún sigo teniéndote presente cada día, lo que sí es cierto y debo decirlo, es que parece que en el momento que te fuiste, Dios me robó el tiempo que me faltó estar contigo, aunque sé que eso no es verdad, todos estamos en este mundo el tiempo que debemos estar, ni mas ni menos, pero parece que cuando alguien que amas se va, quedan tantas cosas por decir que nunca se dijeron, tantas cosas por hacer que nunca se hicieron... el caso es que el vacío que dejaste, fue inmenso.
Pero ahora sé algo que en ese momento no comprendí, y que me costó un largo año entender después de su partida... aunque ya no esté conmigo físicamente, está en espíritu, porque gracias a ella conseguí cosas que por mucho tiempo pedí y nadie parecía escucharme, se lo pedía ella e inmediatamente se dió, ahora es mi ángel guardián que está conmigo todo el tiempo y aunque nadie quiera creérmelo, la siento.
Gracias por todas las enseñanzas que aprendí de ti y por todo el cariño que me diste sin esperar nada a cambio... a un año de tu muerte, te siento más unida a mí que nunca y sé que tarde o temprano, nos volveremos a encontrar...
Karina Peña...
* En realidad pienso que la muerte no existe, sino únicamente en un plano físico y ello me provoca una pérdida del miedo a vivir la vida, sin tapujos, aprovechando cada respiración hasta que por suerte, por que dios quiera o por que simplemente tenga que ser así, muera.