La Ley de Murphy es una forma cómica y mayoritariamente ficticia de explicar los infortunios en todo tipo de ámbitos que, a grandes rasgos, se basa en el adagio siguiente:
Esta frase, que denota una actitud “pesimista”, resignada y burlona a la vez ante el devenir de acontecimientos futuros, sería aplicable a todo tipo de situaciones, desde las más banales de la vida cotidiana hasta otras más trascendentes.
Un ejemplo frecuentemente citado de esta tendencia a enfatizar lo negativo, es que, cada vez que una rebanada de pan untada de mantequilla cae al suelo, la gente tiende a recordar más vívidamente las veces en que cayó con el lado de la mantequilla hacia el suelo, puesto que si cayera con la mantequilla hacia arriba tendría menos consecuencias. Por lo tanto, uno tiene la impresión de que el pan siempre cae con la mantequilla hacia abajo, sin importar la verdadera probabilidad de cada ocurrencia.
Leyes como la de Murphy son una expresión directa de tales perversidades en el orden del universo. Existe un estudio matemático que demuestra que efectivamente la tostada tiene más probabilidades de caer del lado de la mantequilla, pero es debido a otros factores. El factor principal es la altura de la mesa, por la que la tostada tiene 'tiempo' de darse media vuelta no por el peso de la mantequilla como errónea e intuitivamente se supone, sino por la rotación propia a las condiciones iniciales de la caída, pero no hay altura suficiente para dar más de media vuelta.
Se han desarrollado mutaciones adicionales de la ley y sus corolarios, muchas de ellas meta leyes de alguna clase. Por ejemplo, la analogía del pan con mantequilla podría expandirse a: «La probabilidad de que una rebanada de pan untada de mantequilla caiga con el lado de la mantequilla hacia abajo, es proporcional al precio de la alfombra».
Si algo puede salir mal, saldrá mal.
Sonría. Mañana puede ser peor.
Si se encuentra bien, no se preocupe. Se le pasará.
Cuando las cosas vayan bien, algo habrá que haga que vayan mal.
Siempre es más fácil hacerlo de la forma más difícil.
Todo lo que empieza bien, acaba mal.
Todo lo que empieza mal, acaba peor.
Los sucesos fortuitos tienden a suceder todos juntos.
Si algo no puede salir mal, saldrá mal.
Si la Ley de Murphy tiene que salir mal, saldrá mal.
Si una serie de sucesos puede salir mal, saldrá mal en la peor secuencia posible.
Después de que las cosas hayan ido de mal en peor, el ciclo se repetirá.
Nada es tan malo nunca como para que no pueda empeorar.
No hay tarea tan simple que no pueda hacerse mal.
No se puede determinar a priori en que lado de la tostada hay que poner la mantequilla.
Todos los objetos se caen al suelo de tal forma que causen más desperfectos.
Las cosas siempre caen en ángulo recto.
Cualquier herramienta, cuando se suelta, rueda hasta el rincón más inaccesible de todo el taller.
Si un artilugio mecánico falla, lo hará en el momento más inoportuno.
Funcionaría mejor si lo enchufara.
No lo fuerce. Cómprese un martillo más grande.
Cuando todo falle, lea las instrucciones.
De todas maneras, no funcionará.
Si no se ha roto, no lo podrá arreglar.
Si todo lo que tiene es un martillo, cualquier cosa que vea le parecerá un clavo.
Una partícula que se desplaza, buscará el ojo más próximo.
Cualquier cosa que choque contra el ventilador no se distribuirá uniformemente.
No se puede saber la profundidad de un charco hasta que no se ha metido el pie.
Todo empeora a elevadas presiones.
Cuando un cuerpo se sumerge en agua, suena el teléfono.
La duración de un minuto depende del lado de la puerta del baño en que se encuentre.
Llegue a la hora que llegue, siempre habrá más gente en la cola.
Si cambia de cola, la que acaba de dejar empezará a avanzar más deprisa que la nueva.
Cuanto más tiempo lleva en una cola, más probabilidades hay de que se haya equivocado de ventanilla.
El cajero más lento siempre está en la caja rápida.
Nadie es tan feo como en la foto del pasaporte.
En cuanto la azafata sirve el café, el avión entra en zona de turbulencias.
Se ponga junto a la cinta transportadora que se ponga, su equipaje vendrá por otra.
Los que viven más cerca, llegan más tarde.
Siempre se tarda más en ir que en volver.
Cuando tiene que hacer un transbordo, si el avión en el que va lleva retraso, el otro no lo lleva.
Si todo viene hacia usted, es que se ha equivocado de carril.
Si tuvo que dejar el coche a seis manzanas, encontrará dos huecos justo a la entrada del edificio.
El primer bicho que se estrella contra un parabrisas, lo hace siempre a la altura de los ojos.
La posibilidad de perderse es directamente proporcional al número de veces que le digan "no puedes perderte".
No discuta nunca con un tonto. Puede que la gente no aprecie la diferencia.
Puede hacer algo a prueba de tontos, pero no puede hacer nada a prueba de ese maldito tonto.
No se puede hablar más que un hombre que no sabe de lo que está hablando.
La solución de un problema consiste en encontrar a alguien que lo resuelva.
En cualquier jerarquía, todo empleado tiende a incrementar su nivel de incompetencia.
El hombre capaz de sonreir cuando las cosas van mal, ya ha pensado a quién le echará la culpa.
La dureza de la mantequilla es directamente proporcional a la blandura de la tostada.
Dé las vueltas que dé antes de entrar en el ascensor, los botones siempre estarán a su espalda.
La ola de calor aparece justo cuando se estropea el aire acondicionado de la oficina.
El que no quiere jugar es el que gana todas las manos.
Si todo sigue igual, usted perderá.
Existen dos tipos de esparadrapo: el que no se pega y el que no puede despegarse.
Siempre hay más ropa para lavar que ropa limpia.
Las corbatas limpias atraen la sopa.
En ocasiones, el hombre tropieza con la verdad pero, casi siempre, evita caerse y sigue adelante.