Este tema es un poco extraño, pero les aseguro que muchos no lo habían escuchado nombrar...
El mimetismo es un fenómeno que consiste en que un ser vivo utiliza esta habilidad para asemejarse a otros seres de su entorno, con los que no guarda relación, para obtener alguna ventaja funcional.
El objeto del mimetismo es engañar a los sentidos de los otros animales que conviven en el mismo hábitat, induciendo en ellos una determinada conducta. Los casos más conocidos afectan a la percepción visual, pero también hay ejemplos de mimetismo auditivo, olfativo o táctil.
Probablemente el ejemplo más popular es el del camaleón, cuyos colores de la piel cambian según el entorno donde se desplace. Aunque algunos científicos consideran que no es un verdadero mimetismo sino una coloración críptica.
A los humanos también les pasa algo similar, pero en forma más natural y no precisamente se usa en defensa propia como en el caso de los animales.
Mimetismo en parejas: “Viejo, dicen que nos parecemos”, esa es una frase muy común entre las personas que viven juntas, la han escuchado verdad???
Parejas que conviven por muchos años terminan pareciéndose físicamente. Los científicos piensan que el ser humano selecciona a sus compañeros según las cualidades físicas y de personalidad que son similares a las suyas.
Cierto, con el tiempo, las parejas comparten estilo de vida, actitudes, gestos y hasta mañas. Pero, ¿físicamente? Según los científicos, entre más años juntos son más evidentes las similitudes, incluso las físicas.
Además, dicen que nos gustan las personas que son como nosotros porque tienen una personalidad parecida a la nuestra. Inevitablemente, esta personalidad se refleja en los rasgos faciales.
A esta conclusión llegó un estudio liderado por Anthony Little (Universidad de Liverpool), Michael Buró (Universidad de Durham) y David Perrett (Universidad de St. Andrews). Ellos pidieron a 22 personas (11 hombres y 11 mujeres) que juzgaran la edad, el atractivo y los rasgos de personalidad de 160 parejas casadas.
Los participantes en el estudio hicieron sus valoraciones a partir de fotografías independientes, de manera que no sabían quién estaba casado con quien.
Encontramos que las percepciones en cuanto a edad, atractivo y personalidad eran muy similares entre hombres y mujeres que eran pareja. Por ejemplo: si una mujer era valorada como ‘sociable’ entonces era más probable que su pareja también fue valorada como ‘sociable’”, explicó Little.
Según el investigador, el hallazgo hace pensar que las personas escogen pareja de acuerdo a las semejanzas físicas y de personalidad.
Nosotros somos quienes nos delatamos en nuestras intenciones. En el estudio se comprobó que los rasgos faciales denotan la percepción que se tiene de la personalidad.
En 1987, otra investigación aducía que las parejas se parecían físicamente debido a que compartían hábitos alimenticios, experiencias emocionales y estilos de vida. Estas vivencias se ven reflejadas en su cara.
“Nuestra cara refleja las emociones y, conforme pasa el tiempo, esas expresiones terminan quedando escritas en el rostro. Por ejemplo: una persona que sonríe mucho va a desarrollar líneas de expresión y va a mover músculos que sugieren que es una persona feliz”, comentó Little.
Otro de los resultados fue que parejas que tienen una personalidad similar tienden a permanecer por más tiempo juntas.