Casi todos conocen la historia de Guillermo Tell, pero especialmente el final. No muchos saben como se llegó a eso. Ocurre que apenas comenzando el siglo XIV, los suizos luchaban por su independencia del imperio austriaco, pero por lo general lo hacían de manera silenciosa y clandestina, ya que era muy fuerte la represión para aquellos que lo intentaban. Por aquellos tiempos gobernaba la región de los cantones Herman Gessler, un terrible déspota sin piedad. Este hombre, en una ocasión, colocó una gorra suya en lo alto de un poste ubicado en la plaza principal. La orden era que cada uno que por allí pasara debería inclinarse con sumo respeto ante el insólito monumento. Todos lo hacían por temor, hasta que un día apareció un cazador llamado Guillermo Tell. El hombre era dueño de una gran dignidad y ciertamente un rebelde. No solo se negó a reverenciar a una ridícula gorra, sino que se río de ese mamotreto. El tirano Gessler, muy enojado y temeroso a la vez de que otros siguieran el ejemplo de Tell, lo hizo prisionero y urdió una venganza feroz: el castigo al cazador fue llevarlo a esa misma plaza y, en presencia de todos –incluyendo el mismo Gessler- Guillermo debía probar su destreza con la ballesta ensartando una manzana que se colocó sobre la cabeza de su hijo, apenas un niño. El cazador rogó al principio que no se lo sometiera a semejante prueba, pero el tirano no se ablandó y ordenó que todo se dispusiera para el tenebroso acto. Agregó una advertencia al macabro juego que había inventado: si el arquero fracasaba en su intento los soldados imperiales matarían allí mismo al niño. La plaza estaba colmada. El niño de pie, con un árbol a sus espaldas y la manzana sobre la cabeza. Tell intentó un nuevo ruego, pero sin resultados. Llegó el momento. Alzó la ballesta, apuntó con cuidado y lanzó la flecha que se clavó exactamente en el centro de la fruta, sin rozar siquiera a su hijo, que se mantenía valientemente quieto confinado en la destreza de su padre. El pueblo estalló en un grito de júbilo. Entonces Tell sacó otra flecha que ocultaba entre sus ropas, la calzó en la ballesta y la disparó con furia clavándola en el corazón del déspota. Fue el primer paso de la liberación. Poco después estallaba una revolución popular que triunfaría y crearía la confederación Suiza. Guillermo Tell sigue siendo hoy, un símbolo del coraje, un héroe de su patria.
En el año 2005, parte de un rostro humano fue transplantado por primera vez en la historia. Luego de que el rostro de Isabelle Dinoire fuera desfigurado por su mascota, la protagonista se encontró en la frontera de la cirugía plástica experimental. Seis meses antes, un hospital militar en China había sorprendido al mundo con la noticia de que en él se había realizado una de las cirugías faciales más ambiciosas de la historia.
En el año 2005, parte de un rostro humano fue transplantado por primera vez en la historia. Luego de que el rostro de Isabelle Dinoire fuera desfigurado por su mascota, la protagonista se encontró en la frontera de la cirugía plástica experimental. Seis meses antes, un hospital militar en China había sorprendido al mundo con la noticia de que en él se había realizado una de las cirugías faciales más ambiciosas de la historia.
Con un acceso sin precedentes al transplantado de rostro chino, al cirujano Guo Shuzhong y al hospital militar en el que éste trabaja, este episodio relata la historia de Li Guoxing durante un período de dos años que comenzó como víctima de la mordedura de un oso. Atravesando un camino de publicidad deslumbrante, llegó a ser el primer trasplantado de rostro del mundo en el que se incluyó hueso nasal. ¿Aceptará su cuerpo el rostro del donante? ¿Cómo se adaptará Li a su nueva apariencia?
Una vez que el Dr. Guo se entere de que su ex paciente Li ha experimentado un retroceso y sufrido un rechazo parcial, ¿Podrá curar su rostro antes de que éste lo rechace por completo?
Trasplante de Rostro también presentará la historia de He Jiawei, un paciente elegido para ser sometido al primer transplante de rostro completo de China (y del mundo). Este paciente quedó horriblemente desfigurado luego de quemarse casi por completo al intentar salvar la vida de cientos de compañeros de trabajo en una fábrica. ¿Habrá posibilidades de encontrar un donante? ¿Podrá su familia sobrellevar el impacto emocional durante la espera?