Josef Mengele, el médico nazi que hacía experimentos con gemelos
en el campo de concentración de Auschwitz durante la Segunda Guerra
Mundial, para dar muchos y perfectos soldados a la causa de Adolf Hitler, llegó
en 1963 a Cândido Godói, un pequeño caserío de Rio Grande do Sul fronterizo
con Argentina. Desde entonces, la tasa de nacimiento de gemelos de ese pueblo
cuadruplica la media mundial.
La inquietante hipótesis de que Mengele haya continuado con su “trabajo” hasta
bien entrados los años 60 en una aldea alemana del sur de Brasil –una suerte de
versión real de “los niños de Brasil”– está planteada en el libro de reciente aparición,
Mengele. El Ángel de la Muerte en Sudamérica, del periodista argentino
Jorge Camarasa, que recorre los años del exilio del médico en la Argentina, Paraguay
y Brasil, desde su fuga de Europa en 1949 hasta su muerte en una playa cercana
a San Pablo treinta años después.
Tal vez haya sido una casualidad, pero la incorporación ocurrió apenas después de conocida
la muerte de Mengele, y ahora Cândido
Godói tiene su fiesta, su museo y hasta su marketing: el escudo del ayuntamiento es un
círculo con dos perfiles de rostros idénticos y superpuestos, las casas de re- gionales
venden sus frasquitos con el “agua de la fertilidad”, y el mayor
ingreso extra en las arcas comunales lo dejan los visitantes que van
a bailar, a beber cerveza y a fotografiarse cada dos años con los pares de hermanos.
Al principio reducida y parroquial, la fiesta acabó por institucionalizarse
y salirse de los límites de la comarca. Cada dos años, en febrero, los curiosos
llegan al pueblo y participan asombrados de las ceremonias que reúnen a propios y extraños. Se eligen reinas, se hacen discursos sobre los pioneros, se reúnen
familias que con el tiempo se fueron desperdigando, se agradece al cielo por
los gemelos, milagro de Dios. En todos lados se escucha música alemana, la gente
se viste con trajes típicos y parejas de integrantes idénticos bailan hasta desfallecer.
La Fiesta de los Gemelos le altera la respiración y la rutina a cada uno de
los pobladores.
LA SOMBRA DEL NAZI. Los primeros testimonios sobre la presencia de Josef Mengele
en la zona de Cândido Godói remiten a 1963. El área en la que se movía comprendía
los pueblos de Santo Cristo, Cerro Largo, Linha San Antonio, San Pedro de
Butiá y Cândido Godói, más los pequeños caseríos y establecimientos agrícolas a la
vera de los caminos que recorría.No se quedaba mucho tiempo en ningún
lado, no tenía un domicilio fijo, iba y venía todo el tiempo, y todo hace pensar
que, al menos al principio, seguía viviendo en el Paraguay, en casa de la familia
Krug, y que regresaba allí después de sus excursiones por Rio Grande.
Son vagas y difusas las cosas que hacía: tratamientos ambulatorios
como dentista o médico rural, reuniones con cabañeros a los que se presentaba
como veterinario para hablarles de inseminación artificial, visitas
nocturnas a la casa deuna mujer. Pero son concretas las cifras: los índices
más altos de nacimientos de gemelos en la zona de Cândido Godói se registran
a partir de 1963, que es cuando llega una verdadera oleada de partos dobles.
Hoy, el fantasma de aquella presencia sigue saltando de un lugar a otro.
DOBLE DE CUERPO. Cândido Godói es una colonia agrícola alemana en la que sus habitantes aún recuerdan el paso del médico de Auschwitz, y donde los partos múltiples se han reconvertido en
atracción turística, celebrándose cada dos años la Fiesta de los Gemelos.
El fenómeno ha sido estudiado por genetistas brasileños, europeos y americanos,
quienes se han rendido ante la imposibilidad de explicarlo científicamente: en Cândido
Godói la proporción de nacimientos de gemelos es de uno cada cinco partos, y en el
resto del mundo es de uno cada veinte. Sus habitantes, descendientes de alemanes de la
región de Hunsrüick, conservan la lengua y las costumbres transmitidas por los pioneros
a principios del siglo XX, y el pueblo es un modelo de orden social, sin favelas, violencia ni desocupación.
VECINO DE XUXA. La RS307 que lleva desde Santa Rosa a Cândido Godói, en el estado
de Rio Grande do Sul, es una ruta angosta y zigzagueante que sortea pequeños pueblos
salpicados a ambos lados del camino. Éste no es el Brasil turístico sino
el Brasil profundo, agrícola, y no se el factor casual, desechando que pudiera ser
una coincidencia natural el que se hubiesen agrupado en la región de Cândido Godói
tantas familias con predisposición genética para tener gemelos. Además, aun si pudiera
pensarse en un agrupamiento de personas con esas características, viviendo en un mismo
lugar y casándose entre vecinos, casi sin éxodo y sin inclusión de nuevos moradores,
viviendo durante muchos años en el mismo lugar y procreando muchos hijos, un dato
resultaba disonante: a partir de los años 80, el número de nacimientos de mellizos tendía
a decrecer, en vez de aumentar o permanecer como sucedía 20 años antes.
QUÉ FANTÁSTICA LA FIESTA. En Cândido Godói, cuando lo anormal empezó a convertirse en
cotidiano, los habitantes acabaron por acosofrece en ninguna agencia de viajes. Éste
es un lugar casi al margen del mundo, en el extremo suroeste del Brasil. El río Uruguay
corre un poco más allá, y apenas cruzándolo está la provincia argentina de Misiones. La
ciudad grande más cercana es Porto Alegre, 520 kilómetros al este, y la urbanización más
próxima, Santa Rosa, que fue la cuna de dos “celebridades”: la animadora televisiva Maria
da Graça Meneghel, más conocida como Xuxa, y Tafarel, ex arquero de la Selección
nacional de fútbol. La entrada a Cândido Godói es un bulevar
empedrado flanqueado de naranjos, al que se accede tras cruzar un arco con una
leyenda: “Ciudad huerto y tierra de gemelos”. Unos metros antes del ingreso, sobre
la izquierda, una cabaña de madera alberga el Museo de Rescate Histórico y la Casa de
los Gemelos, y en la puerta, tomando mate, una Fräulein rubia espera a los improbables
visitantes.
DON CÁNDIDO. El pueblo lleva el nombre de un secretario de Obras Públicas de Rio Grande,
que a principios del siglo XX dividió la zona en 28 colonias rurales de 24 hectáreas
cada una. Hoy tiene menos de siete mil habitantes, de los cuales el 80% son alemanes
o descendientes de alemanes. Del resto, el 15% son polacos y rusos y los que quedan
son brasileños del sur, a quienes los demás llaman “peloduros”.
La lengua más hablada es el dialecto de la región de Hunsrüick, Alemania, y la organización social que lo rige es una cooperativa perfecta que provee de cloacas, luz eléctrica y teléfonos a los
habitantes de origen europeo. La mayoría de los residentes son colonos que trabajan sus campos sembrados de soja y sus familias están asentadas allí desde los primeros años de 1900. En su mayor
parte eran descendientes de alemanes que habían emigrado a Brasil y que tuvieron que desmalezar a golpes de machete el cerro, que ahora es el pueblo. El progreso que hicieron desde entonces fue
notorio, y ocho décadas más tarde se habían convertido en los primeros productores de trigo por hectárea del país, y Cândido Godói era el pueblo con menor porcentaje de analfabetismo y ninguna
favela.
LA DISECCIÓN DEL GEMELO. ¿Cuál es la explicación científica para el fenómeno de la
concentración de nacimientos dobles en el pueblo? A pesar de los intentos que se hicieron,
todavía nadie ha sabido decirlo con certeza.
La bióloga Ursula Matte, del Hospital de Clínicas de Porto Alegre y de la Universidad
de Rio Grande do Sul, hizo un relevamiento genealógico y genético de todos los pares de
gemelos, y constató que el 67% de ellos era dicigótico, es decir heterogéneo, producido
por dos embriones, y el 33% restante era homocigótico, es decir igual, del mismo sexo y
fruto de un mismo embrión. La primera conclusión que se desprendía de su estudio, realizado en los años 90, era que no parecía un caso de herencia genética,
ya que ella está asociada habitualmente a gemelos homocigóticos. También descartó el factor casual, desechando que pudiera ser una coincidencia natural el que se hubiesen
agrupado en la región de Cândido Godói tantas familias con predisposición genética
para tener gemelos. Además, aun si pudiera pensarse en un agrupamiento de personas
con esas características, viviendo en un mismo lugar y casándose entre vecinos, casi sin
éxodo y sin inclusión de nuevos moradores, viviendo durante muchos años en el mismo
lugar y procreando muchos hijos, un dato resultaba disonante: a partir de los años 80,
el número de nacimientos de mellizos tendía a decrecer, en vez de aumentar o permanecer
como sucedía 20 años antes.