Los monos disfrutan mirando programas de televisión

Los macacos que ven la televisión experimentan sensaciones de alegría y placer, similares a las de los humanos. Los programas preferidos son aquellos en los que aparecen otros animales. Lo dice un estudio realizado por científicos japoneses y que publica la revista 

 

Los macacos que ven la televisión experimentan sensaciones de alegría y placer similares a las de los humanos. Lo dice un estudio de científicos japoneses.

Un equipo de la Universidad de Kioto dirigido por el profesor Nobuo Masataka, del Instituto de Investigación de Primates, realizó el estudio los dos últimos años y observó que la actividad cerebral de uno de estos animales frente a diferentes programas de televisión.

El flujo sanguíneo en el cerebro del mono macaco se controlaba a través de topografías ópticas, un sistema que permite analizar los cambios en el metabolismo neuronal durante la actividad cerebral.

Los expertos detectaron que el lóbulo frontal, vinculado a las sensaciones de placer y alegría en los humanos, se activaba cuando el mono veía, por ejemplo, vídeos de animales de circo haciendo acrobacias.

Sin embargo, el interés decaía cuando los vídeos tenían imágenes de coches, según la investigación.

El profesor Masataka insistió en que pese a que el estudio se hizo sobre solo un macaco sus conclusiones se pueden extrapolar, ya que, afirmó, los distintos animales de esta especie tienen comportamiento y reacciones muy similares.

El siguiente paso del equipo nipón será investigar en qué momento de la evolución adquirieron los monos el sentimiento de disfrute, señaló Masataka.

Un niña de dos años nunca ha aprendido a comer

Según publica el periódico Daily Mail, Tabitha Stuttard padece el mal de Agenesia Parcial del Cuerpo Calloso, una enfermedad por la que las dos mitades de su cerebro no están debidamente conectadas.

Los padres ya estaban resignados a que su hija comiese a través de tubos toda su vida hasta que encontraron en Internet una clínica en Austria que ha ayudado a más de 800 niños en 20 años con una tasa elevada de éxito.

Ahora sus padres están intentando reunir los 15.000 dólares que cuesta el tratamiento que le permitiría comer sus primeros bocados. Cuanto antes inicien el tratamiento más posibilidades de curarse tiene. Su madre declara que poco a poco Tabitha está aprendiendo a comer, pero habitualmente lo vomita. "Le cuesta mucho y normalmente se pone enferma", manifiesta la preocupada madre Vicky Pitt.

Recorre 17.300 kilómetros en un cochecito a pedales durante dos años para llegar al Mundial

Esta experiencia sin par comenzó el 10 de mayo de 2008 a los pies de la parisina Torre Eiffel, que vio partir a un enjuto pero valiente y solidario brasileño con ganas ver a su selección en el Mundial de Sudáfrica dos años después.

Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, "Zé do Pedal" ("Pepe el del Pedal"), como se le conoce popularmente, no tiene entradas para el Mundial.

Como amante del fútbol sueña con poder ver en directo un España-Brasil, que califica como "el partido", aunque inmediatamente después aclara que como seguidor de la "canarinha" no le gustaría encontrarse con "La Roja".

José Castro dice que hablará con la Confederación Brasileña de Fútbol para intentar ver a su selección, aunque no se le ve muy convencido de poder lograr este pequeño "sueño".

La verdad es que tampoco le preocupa mucho, porque es consciente de que las vivencias pasadas en estos dos años son inigualables y el objetivo solidario del viaje está más que conseguido.

Un fin solidario
El propósito de "Zé do Pedal" era llamar la atención de la comunidad internacional sobre las enfermedades oculares que sufren los niños en los países más pobres.

Esta no es la primera ocasión en la que sus aventuras solidarias se cruzan con el torneo organizado por la FIFA, después de que en su vuelta al mundo entre 1983 y 1986 hiciese coincidir su paso por México con el Mundial de 1984.

Anteriormente, en 1981, inició en Brasil un viaje en bicicleta para asistir al Mundial de fútbol que se celebró en España en 1982.

Este viaje no ha sido fácil para José Castro, que ha pasado momentos de gran peligro en zonas en guerra y ha sufrido temperaturas extremas sentado en su pequeño vehículo.

Además, los problemas de comunicación con la gente que se encontraba por el camino fueron evidentes durante los 21 meses que tardó en recorrer África: "Yo fingía que hablaba su idioma y ellos hacían como que me entendían".

La alimentación tampoco fue fácil y explica que tuvo que comer armadillo, tortuga, yacarés, culebras, caracoles y orugas, cuyo sabor calificó de "delicioso cuando se come bien frita, aunque cocida es como un chicle".

A pesar de estos problemas intentó adaptarse a las costumbres de las comunidades rurales con las que convivió durante su camino e, incluso, en una ocasión, un hombre le ofreció 50 camellos por casarse con su hija.

Sin embargo, el momento que nunca olvidará este ambientalista y fotógrafo brasileño fue cuando se quedó a dormir en una casa de un hombre que le despertó bien avanzada la noche para mostrarle a su hija recién nacida.

Como estaba previsto que el parto se produjera una semana después y todo había salido perfecto, su anfitrión consideró que "Zé do Pedal" les había traído suerte por lo que, en su honor, decidieron llamar a su hija Josefina.

Proyectos futuros
Pero este aventurero no se conforma con lo realizado y ya tiene planeado un próximo proyecto: recorrer en 2011 Brasil de Norte a Sur empujando una silla de ruedas durante un año y 9.000 kilómetros, para denunciar las problemas de accesibilidad para los minusválidos en su país natal.

Explicó que se le ocurrió esta idea después de ver a una niña en silla de ruedas que tenía problemas para acceder al interior de la catedral de León (España) y se percató de que si eso ocurría en un país del primer mundo tenía que ser mucho peor en Brasil.

Para 2014 pretende cruzar EEUU, Japón y Australia con el objetivo de recolectar un millón de gafas que se destinarían a gente necesitada.

Una japonesa ofrece sexo a estudiantes chinos para disculparse por la invasión nipona

Anri Suzuki ha tenido una idea muy bizarra para enmendar una página de la historia de su país. La japonesa, doctorada en historia se ofrece para mantener relaciones sexuales gratis con estudiantes chinos y así disculparse por la invasión nipona a China, ocurrida en 1937.

 Mira a la 'compasiva' profesora

La doctora en Historia Anri Suzuki que ha tenido la peculiar idea para "sanar una herida" histórica con China.

Suzuki obtuvo su doctorado en una de las universidades más prestigiosas de Japón con una tesis centrada en la guerra chino-japonesa en 1937, según publica 'The Korea Times'.

En el episodio murieron unos 300.000 chinos, según los historiadores.

La japonesa aseguró sentir un gran respeto por la historia y se niega a olvidar. "Yo quiero sanar con mi cuerpo esa herida que sufren los chinos", ha asegurado Suzuki.

"Eso sería como una compensación psicológica para ellos". La doctora en Historia dijo que los estudiantes chinos la trataban más amistosamente que los japoneses.

Tres perros heredan una mansión en Miami valorada en 7 millones

Foto: thedailybeast

Tres perros heredaron de su dueña una mansión en Estados Unidos valorada en siete millones de dólares y el hijo de la mujer presentó una demanda contra los ex empleados de su madre por engañarla presuntamente para cambiar el testamento.

Gail Posner falleció a los 67 años en marzo y en su testamento asignó 25 millones de dólares a sus ex empleados para que cuiden de Conchita, una chihuahua, y otros dos caninos en su mansión de Miami Beach, informó hoy el canal 10 local en su edición digital.

El dinero debe utilizarse para que los perros sigan usando collares de reconocidas marcas, vayan a centros de belleza caninos y paseen en vehículos de lujo. La mujer, además, legó a los perros un fideicomiso por tres millones de dólares.

Esa extravagancia sorprendió a Bret Carr, el hijo de Posner que vive en el estado de California y sólo heredó un millón de dólares.

Carr, según el canal, interpuso una demanda en un tribunal del condado de Miami-Dade (Florida) en la que afirma que los miembros del equipo de su madre la engañaron para modificar el testamento. "Qué suerte tienen esos perros. Lo lamento por el hijo", declaró Carlos López de profesión jardinero en la zona donde está la mansión de Posner.