Aaron Presley nació hace más de 67 años, el 8 de enero de 1935, en el Poblado de Tupelo, Mississipi. Como hijo gemelo sobreviviente de Vernon y Gladys Smith Presley,
quienes trabajaban en una compañía de pinturas y en un hospital como enfermera, respectivamente, el jovencito de ojos melancólicos vivió una vida de apego a su madre, particularmente tras el cambio
de residencia familiar a la ciudad de Memphis, Tennesee, donde a partir de sus trece años empezó a desarrollar un interés por el blues de los negros.
Tras graduarse de la escuela secundaria, Elvis se empleó como chofer de tractor en una compañía de electricidad, hasta que cierto sábado de julio de 1953 decidió acudir a la modesta compañía de
discos Sun, para realizar una grabación privada de la canción "My Happiness", que le regalaría a su madre el día de su aniversario.
Apenas un año después, Elvis regresó al estudio de Sun Records con el propósito de grabar un segundo disco privado, que incluiría las canciones "Amor de ocasión" y
"Nunca permaneceré en tu camino". Fueron precisamente estas interpretaciones las que le abrirían el camino hacia la fama y el éxito al llamar la atención del promotor Sam Phillips.
1956 fue un año decisivo en la carrera de Elvis, ya que grabó por primera vez en los estudios neoyorkinos de la RCA su versión a la canción de Carl Perkins Blue Suede Shoes, así como 7 selecciones
más para su primer LP con la prestigiada compañía estadounidense. En ese mismo año, su éxito "El hotel de los corazones rotos" lo convirtió en millonario vendedor de discos. Fue precisamente a
consecuencia de su carisma y talento como intérprete, que una de las principales compañías de películas decidió que valía la pena capitalizar su éxito en las taquillas de los cines con su primer
largometraje, originalmente titulado "The Reno Brothers", pero renombrada "Love Me Tender" en honor a una de sus canciones más sentidas.
Ya desde el año de 1955, y a raíz de que Elvis empezó a trabajar con el coronel Parker, y los célebres Scotty Moore, Bill Black y DJ Fontana, la mercadotecnia hizo acto de presencia. Como cabía
esperar, en sus conciertos se empezaron a vender todo tipo de souvenirs: corbatas, balones, sombreros, gorras, camisetas, calcetines y cualquier cosa que a finales de siglo forma parte indispensable
de la gira de cualquier grupo de rock que se precie de su fama.
El 24 de marzo de 1958, Elvis Presley ingresó al ejército de los Estados Unidos de América, enterrando con ello la que sería su epoca más interesante como cantante e
innovador. Asignado recluta al fuerte Chaffee de Arkansas, el ídolo de las jovencitas de los años cincuenta permitió que le cortaran el copete.
Desgraciadamente, la imagen de seguridad que se proponía proyectarle al mundo se empezó a derrumbar el 14 de agosto de 1958, cuando a la edad de 42 años, su madre dejó de existir. "He perdido lo
mejor que tenía", declaró a la prensa el día en que los reporteros lo enfrentaron con sus micrófonos.
A la distancia resulta difícil afirmar que el ejército fue el que transformó en hombre al jovencito de las caderas inquietas y el copete envaselinado, lo cierto es que Elvis regresó a su país
transformado, con la chica a la que amaba, con una madrastra y su hábito por las pastillas para dormir. Pero nada de esto, ni siquiera su falta de conciertos, afectó el carino que sus admiradoras
sentian por él.
Con el nacimiento de su hija Lisa Marie, la popularidad de Elvis recibió un nuevo ascenso. A partir de ese momento, la letra de las canciones que cantaba se
convirtieron en poemas llenos de amor, vivencias, sustancia y realidad. En esta tercera etapa sus mayores éxitos fueron canciones del tipo de "Suspicious Minds", "In the Ghetto" o "Burning Love".
Priscilla, por su parte, se consolaba de los rumores de las citas furtivas de Elvis con sus admiradoras entendiéndose con el profesor de karate de su marido.
Elvis pasó de la depresión a la esquizofrenia, de la melancolía a la hiperactividad, de la amabilidad a la ira y a la histeria, de sus 70 kilos de peso a los más de 115 que lo aislaron en las paredes
de Graceland.
Las pocas presentaciones personales que Elvis realizó en aquella época fueron de mal en peor. En escena, daba la impresión de que no le importaba nada, ni la música, ni su imagen, ni sus largos
monólogos que cada día se volvían más incomprensibles. No cabía duda de que el Rey se hallaba gravemente enfermo física, espiritual y emocionalmente.
Pocos días antes de su muerte, Elvis ya no coordinaba sus ideas; perdía la Memoria y caía en incoherencias. Fue así que el martes 16 de agosto de 1977, a las 2:20 de la tarde, Joe Esposito, manager y
administrador de Elvis decidió presentarse en su habitacion para terminar de arreglar con él lo referente a unos conciertos que estaba organizando. Al no encontrarlo en su cama, se dirigió al baño,
donde yacía en el suelo.
Al enterarse de la muerte del rey a los 42 años, el mundo cambió su ritmo. En Inglaterra hubo quienes espontáneamente vistieron de luto. En París, "Le Monde" le rindió homenaje pósturno y en Japón
los locutores lloraron abiertamente ante el micrófono. Los admiradores llegaron a carretadas a Graceland para formar parte
del cortejo fúnebre que acompanaría a Elvis a su última morada. "El Rey ha muerto, descanse en paz", fue el coro que se escuchó en los corazones de sus seguidores.